Mensaje de Steve Jobs …
Reporte Standford, 14 junio 2005
Este es el discurso de la ceremonia de graduación
en la Universidad de Stanford dado por Steve Jobs, CEO de Apple Computers
y de Estudios de Animación Pixar, el 12 de junio de 2005.
Es
un honor para mí el estar en esta graduación de una de las mejores
universidades del mundo. Nunca me gradué de la universidad. A decir
verdad, esto es lo más cerca que he estado de una graduación
universitaria. Hoy quiero contarles tres historias de mi vida. Eso. No
más. Sólo tres historias.
La primera historia tiene que ver con conectar los puntos.
Abandoné
los estudios en la Universidad Reed después de los primeros 6 meses,
pero me quedé alrededor en algunos cursos, como por otros 18 meses
antes de realmente abandonar. ¿Por qué abandoné la Universidad?
Comenzó
antes de que naciera. Mi madre biológica era una joven soltera recién
graduada de la universidad, y decidió darme en adopción. Deseaba
vehementemente que fuera adoptado por graduados de universidad, así que
todo estaba listo para que, al nacer, fuera adoptado por un abogado y
su esposa. Excepto que, cuando aparecí, decidieron que querían una
niña. Así que mis padres, que estaban en lista de espera, recibieron
una llamada telefónica en medio de la noche: "Tenemos un bebé varón;
¿Lo quieren?". Ellos dijeron: "Por supuesto". Mi madre biológica luego
averiguó que mi madre nunca se graduó de la universidad y que mi padre
tampoco se graduó de la preparatoria. Se rehusó a firmar los papeles
para la adopción definitiva. Sólo cedió unos meses después, cuando mis
padres le prometieron que iría a la universidad.
Y 17 años
después fui a la universidad. Pero ingenuamente elegí una universidad
casi tan cara como Standford y todos los ahorros de mis padres se
estaban usando en mi educación universitaria. Después meses, no veía
que valiera la pena. No tenía ni idea de qué quería hacer con mi vida y
tampoco entendía cómo la universidad me iba a ayudar a saberlo. Y aquí
estaba yo, gastando todo el dinero que mis padres habían ahorrado toda
su vida. Así que decidí dejar la universidad y confiar en que todo
saldría bien. Estaba un poco temeroso, pero al mirar atrás veo que es
una de las mejores decisiones que he tomado. En el momento en que me
retiré, podía dejar de tomar las clases obligatorias que no me
interesaban, y tomar las que me parecían interesantes.
No todo
era romántico. No tenía dormitorio, así que dormía en el piso de los
cuartos de mis amigos, devolvía las botellas de coca por el depósito de
5¢ para comprar comida con eso y caminaba 14 Km. a través del pueblo
los domingos en la noche, para tener una buena comida a la semana en el
Templo de los Hare Krishna. Me encantaba. Y muchas de las cosas con las
que me topé al dejarme llevar por mi curiosidad e intuición, resultaron
ser sumamente valiosas más adelante. Te pongo un ejemplo:
La
Universidad Reed en esos tiempos ofrecía la mejor enseñanza de todo el
país en caligrafía. En el campus, cada póster, cada rótulo en cada
clase, estaba bellamente hecho a mano. Ya que había abandonado la
universidad y no tenía que tomar las clases normales, decidí tomar la
clase de caligrafía para aprender cómo hacer esto. Aprendí sobre los
tipos de letra serif y san serif, sobre variar la distancia en los
espacios entre diferentes combinaciones de letras, sobre lo que hace
que la tipografía magnífica sea magnífica. Era hermoso, histórico,
artísticamente sutil de una manera que la ciencia no puede captar y me
pareció fascinante.
Nada de esto tenía la más mínima esperanza
de aplicación práctica en mi vida. Pero diez años después, cuando
estábamos diseñando la primera computadora Macintosh, todo regresó a
mí. Y lo pusimos todo dentro de la Mac. Fue la primera computadora con
hermosa tipografía. Si nunca me hubiera presentado a esas clases en la
universidad, la Mac no tendría varios tipos de letra o fuentes
proporcionalmente espaciadas. Y ya que Windows simplemente copió la
Mac, es posible que ninguna computadora personal las tuviera. Si no
hubiera abandonado la universidad, jamás hubiera asistido a estas
clases de caligrafía, y las computadoras personales no hubieran tenido
la maravillosa tipografía que tienen. Por supuesto, era imposible
conectar los puntos mirándolo desde cuando estaba en la universidad.
Pero fue muy, muy claro al mirarlo diez años después.
Nuevamente,
no puedes conectar los puntos al mirar hacia adelante; sólo puedes
conectarlos al mirar hacia atrás. Así que tienes que confiar en que los
puntos, de alguna manera, se conectarán en tu futuro. Tienes que
confiar en algo: tu instinto, destino, vida, karma, lo que sea. Este
enfoque nunca me ha defraudado, siempre ha influido en mi vida.
Mi segunda historia es sobre el amor y la pérdida.
Tuve
suerte: encontré lo que amaba hacer muy al comienzo de mi vida.
¡Caramba! Comencé Apple en el garaje de mis padres cuando tenía 20
años. Trabajamos duro, y en 10 años Apple creció de solamente dos en un
garaje a ser una compañía de $2 mil millones de dólares con más de 4000
empleados. El año anterior acabábamos de lanzar al mercado nuestra
mejor creación: la Macintosh, y yo acababa de cumplir los 30. Y
entonces me despidieron. ¿Cómo te pueden despedir de una compañía que
comenzaste? Bien, a medida que Apple iba creciendo, contratamos a
alguien que yo creía era muy talentoso y que podía manejar la compañía
conmigo y, durante el primer año, las cosas fueron bien. Pero luego
nuestra visión del futuro comenzó a divergir y finalmente nos peleamos.
Cuando lo hicimos, nuestra junta directiva tomó partido por él. Así
que, a los 30, estaba fuera. Y muy públicamente fuera. Lo que había
sido el centro de toda mi vida de adulto había desaparecido y era
devastador.
Durante varios meses realmente no supe qué hacer.
Sentí que había defraudado a la generación previa de empresarios, que
había dejado caer la estafeta cuando me la estaban pasando. Me reuní
con David Packard y Bob Noyce y traté de disculparme por haberlo echado
a perder tan mal. Era un fracaso muy público y aún pensé en huir del
valle. Pero comencé a entender algo lentamente: todavía amaba lo que
hacía. Los acontecimientos de Apple no habían cambiado eso ni un
poquito. Había sido rechazado, pero seguía enamorado. Así que decidí
volver a comenzar.
No lo veía así en ese momento, pero resultó
que, ser despedido de Apple, fue lo mejor que me pudo haber pasado. La
pesadez de ser exitoso fue reemplazada por la levedad de ser un
principiante nuevamente, menos seguro cerca de todo. Me liberó para
poder ingresar a uno de los períodos más creativos de mi vida.
Durante
los cinco años siguientes, comencé una compañía llamada NeXT, otra
llamada Pixar, y me enamoré de una mujer increíble, que se convertiría
en mi esposa. Pixar pasó a crear la primera película completamente
animada en computadora, Toy Story, y es actualmente el estudio de
animación más exitoso del mundo. En un extraordinario giro de
acontecimientos, Apple compró NeXT, regresé a Apple, y la tecnología
que desarrollamos en NeXT es el corazón del renacimiento en curso de
Apple. Y Laurene y yo tenemos una maravillosa familia.
Estoy muy
seguro de que nada de esto hubiera sucedido si no me hubieran despedido
de Apple. Fue una medicina de horrible sabor, pero creo que el paciente
la necesitaba. Algunas veces la vida te golpea en la cabeza con un
ladrillo. No pierdas la fe. Soy un convencido de que lo único que me
impulsó a continuar fue que amaba lo que hacía. Tienes que encontrar lo
que amas. Y eso es cierto tanto para tu trabajo como para tus amantes.
Tu trabajo va a ocupar gran parte de tu vida, y la única de estar
realmente satisfecho, es hacer lo que tú crees es un trabajo magnífico.
Y la única manera de hacer un trabajo magnífico es que ames lo que
haces. Si no lo has encontrado todavía, sigue buscando. No te asientes.
Como sucede con todas las cosas del corazón, lo sabrás cuando lo
encuentres. Y, como con cualquier gran relación, se vuelve mejor y
mejor con el paso de los años. Así que sigue buscando hasta que lo
encuentres. No te asientes.
Mi tercera historia es sobre la muerte.
Cuando
tenía 17 años, leí una cita que decía algo así: "Si vives cada día como
si fuera el último, un día estarás en lo cierto". Me impactó y, desde
entonces, durante los últimos 33 años, me he mirado al espejo cada
mañana y me he preguntado: "Si hoy fuera el último día de mi vida,
¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?" Y cuando la respuesta es "No"
por demasiados días seguidos, sé que debo cambiar algo.
Recordar que
puedo morirme pronto, es la mejor herramienta que he encontrado para
tomar las grandes decisiones de mi vida. Ya que casi todo, las
expectativas de otros, el orgullo, el miedo a la vergüenza o al
fracaso, todas estas cosas se caen al enfrentarte a la muerte, dejando
al descubierto sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que
vas a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de
pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay motivo para
no dejarte llevar por tu corazón.
Hace un año se me diagnosticó
cáncer. Me hicieron una ecografía a las 7:30 de la mañana y claramente
mostró un tumor en mi páncreas. Yo ni siquiera sabía qué era el
páncreas. Los médicos me dijeron que era casi seguro que este fuera un
tipo de cáncer incurable, y que no viviría más de entre tres y seis
meses. Mi doctor me aconsejó que me fuera a casa y pusiera en orden mis
asuntos, que es el código de un doctor para decirte que te prepares
para la muerte. Es un intento de decirte que tienes que tratar de
decirles a tus hijos en sólo unos pocos meses, todo aquello que creías
ibas a decirles en los próximos 10 años. Significa que te asegures de
que todo está arreglado, para que sea lo más fácil posible para tu
familia. Significa que digas tus adioses.
Viví con ese
diagnóstico todo el día. Más tarde, esa noche, me hicieron una biopsia,
metiéndome un endoscopio por la garganta, a través del estómago y hacia
el fondo de mis intestinos, me clavaron una aguja en el páncreas y
tomaron algunas células del tumor. Yo estaba sedado, pero mi esposa,
que se encontraba presente, me dijo que, cuando vieron las células en
el microscopio, los médicos comenzaron a llorar, porque resultó ser una
forma muy rara de cáncer de páncreas, curable con cirugía. Tuve cirugía
y estoy bien ahora.
Esto fue lo más cercano a la muerte que
estuve, y espero que sea lo más cercano por varias décadas más.
Habiendo sobrevivido a eso, puedo decirte esto con mayor certeza que
cuando la muerte era un concepto meramente intelectual:
Nadie
quiere morir. Aún la gente que quiere ir al cielo, no quiere morir para
llegar allí. Y sin embargo, la muerte es el destino que todos
compartimos. Nunca nadie se ha escapado de ella. Y así e como debe ser,
porque la Muerte es probablemente el mejor invento de la Vida. Es el
agente de cambio de la vida. Limpia lo viejo, para dar paso a lo nuevo.
Ahora mismo, lo nuevo eres tú, pero algún día, no muy lejano,
gradualmente te convertirás en lo viejo y te harás a un lado. Lamento
ser tan dramático, pero es la pura verdad.
Tu tiempo es
limitado, así que no lo desperdicies viviendo la vida de alguien más.
No te dejes atrapar por el dogma, que es vivir con los resultados del
pensamiento de otras personas. No permitas que el ruido de las
opiniones de otros, ahoguen tu propia voz interior. Y lo más
importante, ten el valor para seguir a tu corazón y tu intuición. De
alguna manera, ellos ya saben qué es lo que quieres realmente. Todo lo
demás es secundario.
Cuando era joven, había una publicación
increíble que se llamaba The Whole Earth Catalog, una de las biblias de
mi generación. Fue creada por un tipo Stewart Brand, no lejos de aquí,
en Menlo Park, y le dio vida con su toque poético. Esto fue a finales
de 1960, antes de las computadoras personales y la publicación asistida
por computadora, así que hacían todo con máquinas de escribir, tijeras
y cámaras polaroid. Era como un Google en formato papel, 35 años antes
de que apareciera Google: Era idealista, rebosante de herramientas
ingeniosas e ideas magníficas.
Stewart y su equipo publicaron
varios números de The Whole Earth Catalog y, cumplida su trayectoria,
sacaron un número final. Era a mitad de 1970, yo tenía su edad. En la
cubierta posterior de su número final había una fotografía de una
mañana en un camino rural, del tipo que podrías encontrar al viajar de
aventón, si fueras tan aventurado. Abajo estaban estas palabras:
"Permanece hambriento. Permanece imprudente." Era su mensaje de
despedida. Permanece hambriento. Permanece imprudente. Y siempre me he
deseado eso. Y ahora, al graduarse y comenzar de nuevo, te lo deseo a
ti.
Permanece hambriento. Permanece imprudente.
Muchas gracias a todos.
Encontrado en http://belendealba.blogspot.com