“…fuerza…” Alwari
27 Martes Feb 2007
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in21 Miércoles Feb 2007
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in20-01-2007 |
La dignidad de los nadies
Son historias y testimonios conmovedores de la resistencia social en la Argentina frente al desempleo y el hambre producidos por el modelo de la globalización. Son relatos de solidaridad, pequeñas epopeyas contadas por sus protagonistas, héroes anónimos con propuestas colectivas que vencieron el desamparo, reconstruyendo la esperanza.. Sinopsis en: http://www.pinosolanas.com/la_dignidad.htm |
21 Miércoles Feb 2007
Posted ...gritos!!!, globalizantes..., sobrevivientes!!
in…
…
“El mayor defecto de la raza humana es nuestra incapacidad para comprender la función exponencial”
Lo oímos todos los días: el crecimiento económico sostenible es el adalid de la actual lucha diaria dentro de nuestra sociedad. Pero ¿Y si estuviéramos luchando contra viento y marea, no por un tesoro, sino por la ruina asegurada?El Dr. Albert A. Bartlettes un profesor emérito de Física de la Universidad de Colorado en Boulder. Durante años ha estado impartiendo conferencias, más de 1.500, alertando de la trampa de los crecimientos porcentuales, esos crecimientos en los que se basan la inflación, la demografía y el consumo de recursos actuales. En sus presentaciones alegaba que “el mayor defecto de la raza humana es nuestra incapacidad para comprender la función exponencial”.En Internet hay algunas grabaciones de sus conferencias, por ejemplo esta conferencia, titulada “Arithmetic, Population and Energy“.Crisis Energética ha rehecho en castellano el trabajo del Dr. Bartlett, adaptándolo a la realidad actual, con cifras, supuestos y ejemplos de nuestro entorno cotidiano. El documental, “Aritmética, Población y Energía. Los Fundamentos Olvidados de la Crisis Energética” es un vídeo de 52 minutos en el que se intenta demostrar que el crecimiento sostenible es una paradoja, un oxímoron, apoyándose en dos ideas: que porcentajes minúsculos de crecimiento porcentual proporcionan cantidades enormes en tiempos muy breves; y que los recursos del planeta donde vimos, por redondo que és, son finitos.
El profesor Bartlett ha sido, probablemente, uno de los acuñadores del término “economía de la Tierra plana”. Con la simpatía y el sarcasmo que le caracterizan solía explicar cómo no lograba idear, por mucho que se devanara los sesos, una hipótesis razonable sobre la que trabajar para enseñarles física a sus alumnos, pues la economía mundial funcionaba como si los recursos fueran a ser infinitos, es decir como si la Tierra fuera un plano (infinito) y no una esfera (finito); y él, en cambio, tenía que explicar a sus alumnos cosas como que los astronautas se sostienen en el espacio orbitando sobre esa Tierra en forma de plano infinito, o que el sol se pone cada día por el horizonte, allá al final de una Tierra infinita, o cómo daba la vuelta el sol a la Tierra plana infinita para volver a aparecer al día siguiente por el lado opuesto de tal plano infinito.
21 Miércoles Feb 2007
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in31-10-2006 |
Conciencia Política de las Mujeres
Hemos empezado esta reflexión, observando las diferentes formas de relacionarse con “la política” que tienen las mujeres. |
“LAS AMAS DE CASA”
Lo que vive en el ámbito familiar, tanto a nivel de relaciones como de los problemas cotidianos que se van encontrando y los que se derivan de su propio trabajo, suele ser una de sus fuentes de información.
Tienen conciencia política de lo que les afecta mas de cerca: la subida de precios, la educación, las condiciones que encuentran en el sistema sanitario, la violencia contra la mujeres, las pensiones, la vivienda, el paro…
Las amas de casa no ven que los políticos les solucionen estos temas que más les preocupan en la vida. No ven reflejadas en “la política” esas cosas que sienten y entonces, se les hace algo lejano, porque muchos de los temas que trata la política no tiene que ver con sus inquietudes y necesidades… la ven como algo, en lo que no pueden influir. Algo que les viene dado. Piensan que ellas nunca van a formar parte de esa realidad de “la política”.
Les interesa todo lo que afecta a la vida cotidiana y hablan de política en espacios de lo privado, expresando su imposibilidad de incidir en ámbito de lo público.
En contra de los tópicos sobre las relaciones del ama de casa con la política, vemos que le interesa qué pasa en el mundo, qué cosas habría que negociar, qué remedios habría que poner, pero esto, no lo identifican como cuestiones “políticas”. Hablan de temas actuales, del titular que han leído en un periódico, pero ellas no lo llaman “temas políticos”. Una cosa es para ellas, comentar sucesos públicos…, y otra, explicar, que están hablando de “política”. Incluso algunas acciones suyas indican conciencia política, aunque ellas no lo llamen así. La palabra política todavía asusta, es una realidad ajena. Hablan de política sin ponerle el nombre.
Además, las reflexiones que hacen de los acontecimientos políticos, por ejemplo sobre la guerra de Irak son muy diferentes de los que hacen los “entendidos” en política. Dicen: el petróleo que hay en Irak no merece la muerte de ninguna persona.
Cuando quieren hablar de política en un espacio más público, antes de hacerlo sienten que no les corresponde. Hablan de política pero no tienen conciencia de ser políticas.
Tienen conversaciones de políticas entre mujeres, pero cuando hay hombres se callan, porque piensan que este tema les corresponde sólo a ellos. Se les atribuyen el saber de política a los hombres. A las mujeres se les da menos autoridad. Ni siquiera les dan autoridad sectores de mujeres, que identifican “política” con “política oficial” y las amas de casa hablan más de la primera que de la segunda.
Saben que esta política no funciona bien, tienen la impresión de que las cosas sociales no marchan, pero piensan que como la política está guiada por los hombres, ellas no podrían hacer nada. La política de los hombres no la ven creíble. Identifican “política” con “partidos políticos parlamentarios”. Unen la política con corrupción, luchas de poder entre ellos.
Las amas de casa aun cuando tengan información, no tienen condiciones favorables para dialogar. La información no basta, hay que dialogar sobre ella, contrastar y esto no se hace.
Las mujeres, en general, tienen un campo más amplio que lo político para dialogar, les interesa contar sentimiento, problemas familiares, las relaciones que viven, cómo ven el futuro…
A las amas de casa les ha faltado referentes de cómo vivir su conciencia política.
Un porcentaje elevado ha interiorizado:
– Yo no puedo hablar de política.
– No me corresponde.
– Los hombres son los que saben.
– No me siento autorizada.
– Mis opiniones políticas no interesan a nadie.
Rechazan la política dirigida por los hombres porque les es ajena, ven que ellas nunca son objeto de sus preocupaciones políticas, no comparten los criterios con los que hacen política, porque ven que subordinan la vida, la salud, el bienestar de las personas, la educación…, a sus intereses económicos y a sus luchas de poder. Desprecian sus grados de corrupción…
El excesivo horario de trabajo y las preocupaciones que les supone la organización de la vida familiar, deja poco espacio para ocuparse de conseguir mayor formación política.
A pesar de todo ello, constatamos que va creciendo el número de amas de casa que emiten opiniones políticas en lo que les atañe, en espacios públicos.
MUJERES DEL AMBITO ACADEMICO
¿Qué relación tienen con la política? ¿Cómo es su implicación?
Convierte la política en un objeto de estudio.
Se relaciona con la política desde diferentes posicionamientos.
Algunas analizan la política desde fuera, como si fuera un objeto del que hay que elucubrar, abstraerse y en ocasiones divagar, pero sin compromiso político ninguno. En sus estudios no se presenta la política como un instrumento de trasformación social, no se aportan teorías comprometidas con la práctica.
El convertir la política en un objeto de estudio, está bien, pero no basta. ¿Desde dónde se analiza la política?, ¿desde la ciencia androcéntrica?, ¿con qué fin teorizan?
Hay otros sectores de mujeres intelectuales, que hace teoría política y se comprometen con ella. Es un hecho que es un sector minoritario, y la socialdemocracia actual le suele condenar a la marginalidad, con fórmulas pretendidamente democráticas.
Es compresible que las mujeres académicas, hayan sentido como necesario revestirse de los modos académicos al uso, al presentarse, escribir, hablar… como aval para que se les dé autoridad. Sin embargo, esto que a veces era una necesidad, les confunden y lo convierte en costumbre, en un estilo, que les aparta de la mayoría de las mujeres y que acaba mostrando más su imitación del mundo masculino académico, en ocasiones de forma interesada, de su capacidad personal de comunicar un pensamiento científico feminista.
Las mujeres académicas, tienen su papel como parte de una cadena formada por muchos eslabones que representan el trabajo de otras muchas mujeres. Hoy, es necesario que se dediquen a analizar la política actual, a crear teoría política y alternativas concretas desde el Feminismo. Una de sus aportaciones debiera ser precisamente, colaborar a que avance la conciencia política de las mujeres.
MUJERES DE AMBITO PROGRESISTA
Se consideran “mujeres progresistas” a aquellas que viven en continua evolución personal y tratan de que la sociedad también viva en continua evolución. Se preocupan de estar informadas, de adquirir un nivel de calificación y consciencia, respecto a la actualidad política.
Se implican a nivel teórico, en su forma de vivir, pensar, actuar, rompiendo con los moldes ideológicos y prácticos tradicionales y apostando por un futuro de progreso y evolución.
En este ámbito, hay un sector que se le suele llamar mujeres “progres”. Solemos conocer su relación con la política por algunas características:
Les gusta tener tertulias sobre política, están informadas y entienden de política. Sobre todo, critican la política oficial. Después de tertuliar, se van… a sus planes…
Su aportación es ser críticas y participar puntualmente en acciones que les gustan porque están muy de acuerdo. Pero no suelen estar dispuestas a compromisos políticos concretos que les exijan cambios personales y dedicación estable.
Entre ellas, muchas se manifiestan pasotas respecto a la política. Otras, contradictoriamente, en el fondo son conservadoras, asentadas, aburguesadas, por ejemplo, pueden estar tratando casos graves de exclusión social en su trabajo y en los ratos del café, sus conversaciones son, sobre el traje que van a llevar a una boda, sobre cómo están decorando su segunda vivienda, o comentando infames programas de TV…
Suelen mostrar un individualismo feroz disfrazado de libertad, son contestatarias, tienen la ilusión de vivir en democracia, en libertad, defienden que cada cual debe hacer y decir lo que quiera, hablan de libertad sexual, son fácilmente adaptativas según el ambiente en el que estén, tienen el discurso que hay que tener, nunca traspasan los límites de lo establecido… en la apariencia son liberales, modernas, reformistas. Sus expresiones favoritas son “todo vale”, “allá cada quien”, “lo importante es la libertad”.
Piensan que son transgresoras y se atribuyen una capacidad de transformación social, pero en el fondo lo que defienden es un modelo conservador. Lavan el rostro del conservadurismo superándolo en aspectos concretos pero no lo rompen desde sus raíces. Están por cambiar algo aunque nada en el fondo cambie. Es un conservadurismo sutil. Las “progres” de hoy, suelen ser, además, mujeres desideologizadas.
Las jóvenes se definen a sí mismas como progresistas. Observamos que con sus formas de vivir, no siempre indican que estén cuestionando el modelo de vida conservador… suelen ser más bien progres, van de “lo que se lleva”.
Las “progres”, son defensoras de la “la igualdad”. Son como la mujer referente de la sociedad actual, lo que se supone que ha de ser hoy la mujer para estar al día.
No se quieren parecer a sus madres, detestan la vida que hicieron. De las amas de casa piensan, que no saben nada y menos de política.
Se esfuerzan por mantener la progresía que han conseguido. Los derechos conseguidos tienen miedo de perderlos. Para algunas, estos derechos han sido una conquista, a otras, se los han regalado.
Aunque ser “progre” es lo políticamente correcto, hemos constatado, que nadie se quiere autodefinir como “progre”.
MUJERES DEL AMBITO DE LA IZQUIERDA
Llamamos así a las mujeres cuyos comportamientos y pensamientos se adecuan al cuerpo teórico de la izquierda.
Intentan ser rupturistas más que reformistas.
Se implican en la transformación de la realidad social.
Unas, militan en organizaciones o partidos políticos considerados de izquierdas. Otras, son personas que individualmente se posicionan en lo que se considera ideología de izquierdas y son fieles a ella.
Creen que esta sociedad se puede cambiar y que se puede ir construyendo un mundo más justo. Trabajan en la izquierda con generosidad y convencimiento para conseguir mayor justicia, bienestar. Tratan, además, de cambiar su partido.
La mayoría se autodefinen prioritariamente, como socialistas, partícipes de la antiglobalización, nacionalistas de izquierdas, antirracistas… y después, como feministas.
Cuando militan en un partido político, ONG, sindicatos, son muy ortodoxas y coherentes con su organización. Pero se quejan de que ésta, no suele tener en cuenta aspectos que para ellas son de vital importancia, de que no responde a sus intereses como mujeres y además, se muestran muy disconformes, algunas hasta quemadas, del comportamiento de los compañeros de su organización, que se resisten a renunciar a sus privilegios y compartir con ellas, el poder de decidir políticamente.
A pesar de ello, siguen fieles a su organización política o social. A veces, se comportan como “amas de casa públicas”: entregan su tiempo, dinero, esfuerzos, para que su partido, sindicato… realice programas sociales, políticos, que se han olvidado de sus intereses como mujeres. Con frecuencia, les suele pasar como a las amas de casa, que después, no recogen de este trabajo el reconocimiento y valoración de sus propia organización, porque trabajaron en beneficio de otros, al servicio de…, con lo que esto puede tener de alineación para ellas. Funcionaron como mano de obra subsidiaria, como correas de transmisión, no como sujetos políticos.
Hay casos de mujeres, que cuando hacen consciente que están defendiendo un cuerpo teórico elaborado por los hombres, que excluyen el análisis teórico feminista, que no da respuestas a sus preguntas, les ha generado fuertes grados de malestar, depresiones…, al vivir la contradicción: “estoy trabajando mucho por transformar el mundo, sin mí. Un mundo ideal que a mí no me contempla”.
Cuando se confrontan con otras mujeres feministas que han decidido no servir a programas masculinos, se muestran agresivas, y a veces, hasta sienten la necesidad de frenar propuestas feministas. Parece que su contradicción se les hace más evidente. Pero no se rebelan con sus organizaciones, sino contra quines les destapan la contradicción de estar construyendo una alternativa de izquierda que pasa de ellas, que no se basa en un análisis feminista de la realidad. Esta negativa relación, se manifiesta en muy diferentes grados, llegando a veces a funcionar como aliadas de los intereses de los hombres y traicionando los del colectivo de las mujeres.
Son mujeres de izquierdas antes que feministas por dos razones:
Una de tipo ideológico:
Piensan que hay un discurso globalizador, el socialismo, y otro parcial, que se ocupa de los temas y reivindicaciones de las mujeres, el feminismo, que lo entienden como algo sectorial.
No reconocen al feminismo como una alternativa política con capacidad de transformación social. Ni tampoco consideran que el colectivo de las mujeres pueda considerarse como grupo social, con intereses objetivos propios, necesitados de una organización que les convierta en sujeto político revolucionario.
Otra de tipo práctico:
Los partidos, sindicatos, ONGs, mixtos, han tenido más recursos materiales para darse a conocer, más infraestructura, más apariencia, mayor aceptación social y esto consideran que les ofrecerá mayor cobertura, protección política, mayor presencia social, mayores posibilidades de ocupar cargos públicos, prebendas económicas…
MUJERES DEL AMBITO DE LA DERECHA
Llamamos así, a las mujeres cuyos comportamientos y pensamiento se adecúan al cuerpo teórico de la derecha.
Las que están en partidos políticos apoyan fielmente a su partido. Igual que les pasa a las de izquierda, hay un sector que se queja de que son las que más trabajan en él y a las que menos autoridad se les da.
A veces militan en ellos por razones prácticas de diferentes conveniencias. Se consideran dentro del grupo social más poderoso.
Las votantes suelen ser conservadoras, religiosas, reaccionarias.
No cuenta entre sus prioridades, la defensa de los derechos e intereses comunes de las mujeres. Algunas reivindicaciones feministas entran en contradicción con su ideología. Actualmente, tienen un discurso sobre igualdad de las mujeres, sobre la promoción de la mujer, pero siempre que se mantengan los roles tradicionales asignados a las mujeres.
Apuntalan los “valores femeninos” tradicionales y contraponen femenino a feminista.
Cuando ponen en práctica su conciencia de participación social, por coherencia, lo hacen generalmente en organizaciones religiosas, conservadoras. Espacios que mantengan el sistema establecido. En ellos, son activas, disciplinadas, dedican su tiempo y esfuerzos.
MUJERES DEL AMBITO FEMINISTA
Ha sido frecuente entre ellas ver el poder político, que identificaban con la forma concreta con que se ejerce actualmente, como algo negativo y por ello, lo rechazaban. En su análisis destacaban que el funcionamiento de la política se rige habitualmente por lo más negativo de la cultura masculina con la que no se identificaban. Teóricamente, saben que hacer feminismo es hacer política y que se debería hacer política desde el feminismo, pero como nunca han tenido la oportunidad de estar presentes en el marco político, sienten que es un espacio de trabajo que les sobrepasa. De hecho, el trabajo que han realizado en el Movimiento Feminista les ha aportado la experiencia de trabajar como grupo de presión social que ha ido consiguiendo cambios muy importantes para la evolución de la sociedad. Pero pasar de trabajar en una asociación de mujeres a hacerlo en un partido político feminista es un salto: supone partir de una redefinición del poder, prácticas nuevas ante una política electoral, elaboración de programas con medias concretas, ensayar nuevas formas de alianzas, trabajar la presencia en los medios de comunicación, crear conciencia política en las mujeres… todo ello es una experiencia nueva, que va creando una nueva concepción feminista sobre el poder. Pero de entrada, a muchas feministas todavía les produce temores.
Algunas feministas, todavía se sienten inseguras en algunos espacios públicos. Las pocas experiencias que han tenido de trabajar en algún espacio político, codo a codo con los hombres les han resultado realmente duras y muy agresivas. No ven cómo pueden ser interlocutoras directas.
Por todo esto, en demasiadas ocasiones, las feministas han hablado del poder político, como algo lejano, algo que les da miedo, desconfianza, inseguridad. Han mantenido un discurso negativo del poder. Por una parte, ven que dedicarse a la política supondría una sobrecarga de trabajo a añadir al que ya tienen. Por otra, la justificada crítica al poder político tal como se ejerce en la actualidad, a los criterios masculinos que lo rige, les han llevado a un cierto purismo, defendiendo en múltiples debates habidos en el seno del Movimiento Feminista que no era conveniente intervenir en él, promoviendo la marginalidad e incluso criticando negativamente la decisión de mujeres feministas que desde la década de los 70 impulsaron la intervención directa en el poder político con análisis, estrategias y criterios feministas y la creación de partidos políticos feministas.
Hay quienes han considerado que el feminismo es algo sectorial.
Han trabajado por la igualdad de oportunidades y consideran que como ya se ha conseguido en muchos grados, la política feminista corresponde hoy a las instituciones.
Algunas feministas históricas, que hoy estarían preparadas para hacer política, se han desligado de la acción organizada. Se dedican a su promoción personal, a su privacidad, se hicieron mayores… y hoy no tienen interés por hacer política feminista.
Otras, se dedican al feminismo asistencial, que por muy respetable y necesario que sea, es algo que debían dejar en manos de las instituciones.
Hay grupos que se contentan con hacer un “feminismo folklórico” y dejando de lado el conocimiento de la teoría feminista, entretienen a las mujeres, con esoterismos, sesiones de astrología, cuando no de trabajos manuales, sesiones de cine, yoga y otras múltiples actividades, que siendo cada una de ellas valiosas en sí mismas, ofrecidas como única línea de acción de una asociación feminista, puede desvirtuar el sentido de la acción feminista.
Entre las feministas de organizaciones autónomas ha sido habitual la fobia a las estructuras organizativas, sobre todo, cuando éstas les producía otra fobia, el miedo al compromiso. En alguna época, lo que más se practicaba era ir a un grupo para entrar y salir cuando cada una quería, que todo fuera informal, relajado, sin “orden del día”, que cada una pudiese hablar de lo que le surgiera, le interesara, o necesitara según su estado de ánimo…
Todo lo que no fuera asambleario, era masculino. Las mismas que participaban en estructuras organizativas de partidos políticos jerárquicos, defendían que en el Movimiento Feminista debía ser todo asambleario. El movimiento asambleario fue necesario en los inicios del M.F, posiblemente si no hubiera sido así, muchas mujeres no hubieran permanecido en él.
Los grupos de autoconciencia fueron importantes. Colaboraron a que las mujeres se encontrasen con su cuerpo y tuvieran con él una relación positiva, a que recuperasen su autoestima y todo esto, sirvió de base para muchos cambios posteriores.
Precisamente estos pasos ya dados, han ido exigiendo la necesidad de evolucionar hacia otras formas de organización. La Historia de un Movimiento social es como la de una persona, tiene épocas, momentos… pero el estancamiento en ellos impide crecer.
Esta concepción de la organización entre mujeres, ha favorecido una práctica de cierto infantilismo político: se espera siempre que otras feministas luchen por el divorcio, la despenalización del aborto, la subida de pensión de viudedad, dicen a otras, “lo que debías de hacer es…”, se delega, se va a escuchar, a estar enterada…
Muchas mujeres se acercaron a los grupos de mujeres con los códigos de relación propios del ámbito privado, con lo que esto tiene de positivo y de negativo.
Sabemos que la falta de estructura ha dificultado que existan hoy más grupos organizados, con objetivos comunes, con alternativas propias, con planes de acción…
Esto dificulta también, que hoy haya mujeres que sintiéndose feministas a nivel individual, no encuentren un grupo apropiado en donde poder organizarse.
Es también unas de las causas, que ha impedido que el liderazgo, bien fuese practicado por mujeres o por grupos, no haya sido reconocido, sino por el contrario, haya sido juzgado por las propias feministas como algo pretencioso, ambicioso, personalista… calificativos que por otra parte, no aplicaban a los hombres líderes políticos, era como si admitieran que en ellos es algo natural.
En el momento actual, hemos constatado que esta manera de relacionarse con la política, ha impedido la consolidación y el avance de los grupos y que lo asambleario e informal, que se vendía entre las mujeres como lo más democrático, ha permitido que también el Movimiento Feminista haya sido manipulado desde fuera. Ha favorecido que otros grupos sociales y políticos hayan sacado partido del trabajo social, realizado por las organizaciones de mujeres. También ha habido mujeres feministas que han trabajado para esos grupos sociales como “amas de casa públicas”. Elaboran, difunden, trabajan, proponen, redactan leyes y “otros” recogen el fruto de su trabajo, se lo apropian sin reconocimiento de la fuente y lo rentabilizan.
En la medida que no se reflexione, revise y corrija esta forma de funcionamiento, se seguirá manteniendo, y en la medida que las mujeres no se organicen de otra forma más estructurada y consolidada, “otros” les dirán qué tienen que hacer y dónde y cómo organizarse.
De hecho, el no tener una organización potente ha impedido un trabajo hacia una toma de conciencia política superior. No nos ha permitido avanzar lo suficiente hacia objetivos comunes, para convertirnos en referente social y político, en una forma alternativa de vivir el poder político, algo urgente en el panorama actual.
El ser conscientes de esta herencia y hacer la correspondiente autocrítica, es uno de los motivos que está provocando la reacción de mujeres que están apostando por reorganizarse de nuevo en asociaciones feministas. No es casualidad que se estén formando nuevos partidos feministas en el Estado español. Que se haya formulado y difundido un programa político feminista a nivel europeo y varios a nivel municipal. Que haya aumentado el asociacionismo entre mujeres, que los colectivos feministas actuales vayan evolucionando hacia formas organizativas más consolidadas…
CONCLUSIONES
Del ejercicio de observación realizado sobre la relaciones de las mujeres de diversos ámbitos con la política, y de las opiniones individuales que hemos recogido, hemos extraído algunas conclusiones:
– El proceso de socialización colectivo que hemos vivido las mujeres, a través de la Historia, excluyéndonos sistemáticamente de la participación política y relegándonos siempre al ámbito de lo doméstico, no nos ha preparado a las mujeres, para que vivamos con conciencia política y menos, con conciencia política feminista.
– La Historia que cada mujer ha vivido a nivel personal, tampoco les ha enseñado que ésta fuera una de sus posibles tareas como ciudadanas.
– La carencia de oportunidades para moverse en el ámbito de lo político, se ha ido convirtiendo en un fuerte obstáculo que las mujeres han de superar para situarse hoy como ciudadanas con compromisos políticos.
– Esta influencia de nuestros procesos de socialización no ha eliminado, sin embargo, la libertad personal para que cada mujer elija cuál quiere que sea su aportación a la colectividad humana.
– De esta libertad, nace la responsabilidad del compromiso personal en la construcción de un nuevo modelo de sociedad, en el que las mujeres podamos ser también sujetos políticos, protagonistas de la Historia.
– Muchas mujeres tienen hoy pendiente la tarea de poner en práctica mayores grados de conciencia política.
21 Miércoles Feb 2007
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in19-12-2006 |
Lo erótico como poder
Uno de los artículos que integra el libro Hermana Marginal, de la reconocida poeta y activista negra y lesbiana norteamericana |
Lo erótico es un recurso dentro de cada una de nosotras que descansa en un nivel profundamente femenino y espiritual, firmemente enraizado en el poder de sentimientos no expresados o no reconocidos. Para perpetuarse, toda opresión debe corromper o distorsionar las fuentes de poder, en el interior de la cultura del oprimido, que puedan proporcionar energía para el cambio. Para nosotras, esto ha significado una supresión de lo erótico como fuente de poder y conocimiento en el interior de nuestras vidas.
Se nos ha enseñado a desconfiar de este recurso, que ha sido envilecido y devaluado en la sociedad occidental. Por un lado, lo superficialmente erótico ha sido difundido como signo de inferioridad femenina; por otro, a las mujeres se les ha hecho sufrir y sentirse despreciables y sospechosas en virtud de la experiencia de lo erótico. De ahí hay sólo un paso a la falsa creencia de que solamente por la supresión de lo erótico dentro de nuestras vidas y de nuestras conciencias las mujeres podemos ser realmente fuertes. Como mujeres, hemos llegado a desconfiar de ese poder que surge de nuestro más profundo e irracional conocimiento. Pero lo erótico ofrece un pozo de fuerza para la mujer que no teme su revelación.
La pornografía es la negación de lo erótico
A menudo se le ha dado un nombre equivocado a lo erótico y se lo ha usado contra la mujer. Por esta razón, muchas veces nos hemos alejado de la exploración y consideración de lo erótico como fuente de poder y conocimiento, confundiéndolo con su opuesto, la pornografía. Pero la pornografía es la negación directa de lo erótico, porque representa la supresión de los verdaderos sentimientos. La pornografía enfatiza la sensación sin sentimientos.
Al equiparar pornografía con erotismo, dos usos diametralmente opuestos de lo sexual, se ha intentado también separar lo espiritual de lo erótico, reduciendo lo espiritual a un mundo de afectos desabridos, un mundo ascético en el que se aspira a no sentir nada. Esta reducción de lo espiritual a lo ascético dista mucho de corresponder a la realidad.
Lo erótico es un lugar ubicado entre los comienzos de nuestro sentido de ‘yo’ y el caos de nuestros sentimientos más fuertes. Es un sentido interno de satisfacción al que, una vez que lo hemos experimentado, sabemos que podemos aspirar. Porque habiendo experimentado la totalidad de esta profundidad de sentimientos y reconocido su poder, por un sentido de auto-respeto, no podemos exigir menos de nosotras mismas.
El valor erótico de nuestro trabajo
La meta de cada cosa que hacemos es hacer la vida de nuestros niños y niñas lo más rica posible. Si celebro lo erótico en todos mis esfuerzos, mi trabajo se convierte en una decisión consciente -en una deseada cama a la que voy con gratitud y de la que me levanto con más poder. Por supuesto, las mujeres con tal poder son peligrosas. De ahí que se nos enseñe a separar lo erótico de todas las áreas más vitales de nuestras vidas que no sean el sexo. Y falta de preocupación por la raíz erótica de nuestro quehacer se manifiesta en la falta de ánimo en mucho de lo que hacemos. Por ejemplo, ¿cuán a menudo realmente amamos nuestro trabajo?
El principal horror de cualquier sistema que define lo bueno en términos de ganancias, en lugar de hacerlo en términos de las necesidades, excluyendo sus componentes emocionales y psíquicos, el horror principal de tal sistema es que priva a nuestro trabajo de su valor erótico, de su poder erótico, de su íntima relación con la vida y la plenitud. Como mujeres, necesitamos examinar las formas en que nuestro mundo puede ser verdaderamente diferente. Me refiero a la necesidad de reevaluar la calidad de todos los aspectos de nuestras vidas y de nuestros trabajos.
La conexión erótica
La palabra erótico viene de la expresión griega eros, que alude a la personificación del amor en todos sus aspectos. Eros, nacido del dios Caos, representa el poder creativo y la armonía. Cuando hablo de lo erótico, entonces, hablo de una afirmación de la fuerza de vida de las mujeres, de aquella poderosa energía creativa cuyo conocimiento y uso estamos reclamando en nuestro lenguaje, en nuestra historia, en nuestros bailes, en nuestros amores, en nuestros trabajos, en nuestras vidas.
Para mí, lo erótico actúa de varias maneras y la primera es proporcionando el poder que proviene de la experiencia de compartir profundamente cualquier actividad con otra persona. El compartir el goce, ya sea físico, emocional, espiritual o intelectual, crea un puente entre las personas que puede ser la base para entender mejor aquello que no se comparte y disminuir el sentimiento de amenaza que provocan las diferencias.
Otra forma importante en que actúa la conexión erótica es reforzando, de manera abierta y audaz, mi capacidad de goce. De la misma manera en que mi cuerpo se abre a la música, respondiendo a ella, y escucha con atención sus más profundos ritmos, así también todo lo que siento puede abrirse a una experiencia eróticamente plena, sea ésta bailar, construir un estante, escribir un poema, examinar una idea. Esta auto-conexión es una medida del goce de saberme capaz de sentir, un recordatorio de mi capacidad de sentir. Y ese profundo e irremplazable conocimiento de mi capacidad de goce exige que viva toda mi vida en el conocimiento de que tal satisfacción es posible y no necesita llamarse matrimonio ni dios ni vida eterna.
Esta es una de las razones por las cuales lo erótico es tan temido y tan a menudo relegado solamente a la cama, cuando se llega a reconocer. Porque una vez que empezamos a sentir profundamente todos los aspectos de nuestras vidas, empezamos a exigir de nosotras mismas, y de todas las actividades de nuestras vidas, que estén de acuerdo con ese goce del que estamos conscientes de ser capaces. Nuestro conocimiento erótico nos da poder, se convierte en un lente a través del cual miramos todos los aspectos de nuestra existencia, obligándonos a evaluarla honestamente en términos de su relativo sentido en nuestras vidas. Esta es una gran responsabilidad que, proyectada desde nuestro interior, nos compromete a no establecernos en lo conveniente, en lo falso, lo esperado convencionalmente, lo meramente seguro.
Vivir desde adentro hacia afuera
Hemos sido formadas para temer el sí dentro de nosotras a nuestros más profundos anhelos. Pero una vez reconocidos aquellos que no potencian nuestro futuro, pierden su poder y pueden cambiarse por otros que sí lo hagan. El temor a nuestros deseos los mantiene bajo sospecha e indiscriminadamente poderosos, porque reprimir una verdad es darle más fuerza de la que podemos resistir. El temor de no poder crecer más allá de cualquier confusión que podamos encontrar en nosotras mismas nos mantiene dóciles y obedientes, definidas externamente, y nos lleva a aceptar muchas facetas de nuestra opresión como mujeres.
Cuando vivimos fuera de nosotras, y con esto quiero decir basadas solamente en directivas externas, en lugar de vivir basadas en nuestros conocimientos y en nuestras necesidades internas, cuando vivimos alejadas de las directivas eróticas que vienen desde adentro de nosotras mismas, entonces nuestras vidas permanecen limitadas por formas externas y alienantes y terminamos ajustándonos a una estructura que no está basada en las necesidades humanas. Pero cuando empezamos a vivir desde adentro hacia afuera, en contacto con el poder de lo erótico adentro, permitiendo que ese poder informe e ilumine nuestras acciones en el mundo que nos rodea, entonces empezamos a ser responsables de nosotras mismas en el más profundo sentido.
Al empezar a reconocer nuestros sentimientos más profundos, empezamos a dejar, necesariamente, de sentirnos satisfechas con el sufrimiento y la auto-negación y con la paralización que tan frecuentemente parece ser la única alternativa en nuestra sociedad. Nuestras acciones contra la opresión se hacen uno con nuestro ser, motivadas y reforzadas desde adentro. En contacto con lo erótico, me siento menos dispuesta a aceptar la impotencia u otros estados del ser que no son parte de mi naturaleza, tales como la resignación, la desesperación, la auto-destrucción, la depresión, la auto-negación.
Sí, hay una jerarquía. Hay una diferencia entre pintar una reja interior y escribir un poema, pero solamente una diferencia de cantidad. Y no hay, para mí, diferencias entre escribir un buen poema y ponerme a la luz del sol junto al cuerpo de una mujer que amo.
El poder de lo erótico en nuestras vidas
Esto me lleva a una última consideración sobre lo erótico. Compartir el poder de los sentimientos mutuos es diferente de usar los sentimientos de otra persona como si usáramos un pañuelo desechable. La necesidad de compartir sentimientos profundos es una necesidad humana. Pero en la tradición europea-americana se busca satisfacer esta necesidad en situaciones que casi siempre se caracterizan por un simultáneo mirar hacia otro lado, un usar los sentimientos de quienes participan en la experiencia con nosotras en lugar de compartirlos.
Cuando desviamos la vista de la importancia de lo erótico en el desarrollo y sostenimiento de nuestro poder, o cuando desviamos la vista de nosotras mismas al satisfacer nuestras necesidades eróticas en concierto con otro/as, nos usamos mutuamente como objetos de satisfacción más que compartir nuestro gozo en la satisfacción, más que hacer conexiones con nuestras similitudes y nuestras diferencias. Negarse a estar conscientes de lo que sentimos en cualquier momento, aunque eso parezca incómodo, es negar una gran parte de la experiencia, y ahí es cuando podemos permitir ser reducidas a lo pornográfico, al abuso y al absurdo.
Lo erótico no puede sentirse de segunda mano. Como feminista lesbiana negra tengo un sentimiento, un conocimiento y una comprensión particular de aquellas hermanas con las que he bailado, jugado e incluso peleado. Esta profunda participación ha sido, con frecuencia, el presagio de acciones conjuntas y concertadas que antes no fueron posibles. Pero esta carga erótica no es fácilmente compartida por las mujeres que continúan operando exclusivamente bajo una tradición europea-americana masculina. Yo se que no estuvo disponible para mí cuando estaba tratando de adaptar mi conciencia a este modo de vida y sensación. Solamente ahora encuentro más y más mujeres identificadas con mujeres lo suficientemente valientes para correr el riesgo de compartir la carga eléctrica de lo erótico, sin tener que mirar hacia otra parte y sin distorsionar la naturaleza poderosa y creativa de ese intercambio.
Ese reconocer el poder de lo erótico en nuestras vidas nos puede dar la energía para procurar obtener cambios genuinos en nuestro mundo, en lugar de solamente esperar un cambio de personajes en el mismo cansador drama. Y esto es así no solamente porque tocamos nuestra más profunda fuente creativa sino porque hacemos lo que es femenino y autoafirmativo frente a una sociedad racista, patriarcal y anti-erótica.
Este texto está sacado de la Revista Especial/Fempress 1995, traductor/a desconocido/a.
"The Power of the Erotic" fue publicado en el libro de ensayos Sister Outsider / Hermana marginal
21 Miércoles Feb 2007
Posted mujeres!
in17-01-2007 |
La influencia de los medios en la vida de las mujeres
Muy poco parece que hemos avanzado las mujeres en estos tiempos si miramos ciertas portadas y páginas interiores de muchos periódicos en los cuales acampan a sus anchas anuncios publicitarios que persiguen reducir a la mujer a condiciones de inferioridad y subordinación con respecto al hombre. |
De nada sirve que la mujer se haya introducido fuertemente en el mundo laboral, político y socioeconómico de un país, si su imagen sigue anclada en los anuncios de antaño sobre cosméticos y lociones refrescantes para mujeres “florero” que inundaban las revistas femeninas de los años sesenta.
Y es que, cuarenta años después, los medios de comunicación y la publicidad siguen tratando en similares términos a la mujer. Continúan los estereotipos que reducen el ser femenino a un simple objeto de consumo asociándonos con valores propios de la maternidad y la protección hacia el otro. Valores como la solidaridad, bondad, sensibilidad, estética o pasividad son sutil e implícitamente mostrados en los medios en contraposición con la imagen que se proyecta de los hombres a través de valores como la astucia, ambición, agresividad. Curiosa incoherencia muy lejos de la realidad en cuanto al estilo de vida y proyección actual de las mujeres del siglo XXI.
Por un lado, contamos con el esquema patriarcal que nos concibe y reduce a dos únicas posibilidades: mujer-ama de casa exaltando la maternidad como único reducto, relegadas al ámbito doméstico, subordinadas al hombre y obligadas, implícitamente en algunos casos o descaradamente, en la mayoría, a ocupar el puesto del cuidado del hogar y de los hijos.
Paralelamente a esto, somos representadas como objeto de deseo, mercancía, imagen decorativa y ornamento del producto anunciado; mujeres escaparate lejos de reflejar la realidad social que nos sitúa aproximadamente en torno al 40% de mujeres ocupadas en la mayoría del entorno europeo y América.
Por este motivo, y gracias al avance de la mujer en la esfera pública, laboral y económica, hemos ejercido un mayor peso en las decisiones que anteriormente nos negaban. Con esfuerzo y responsabilidad nos hemos incorporado a dichas esferas de la sociedad aunque estos cambios parecen anestesiados en la realidad publicitaria de nuestros días.
Es necesario resaltar que el panorama mediático no contribuye en ningún caso ni cumple con las expectativas y necesidades de las mujeres. Más allá de los cánones de belleza que nos impone la publicidad, esto es, estar guapas, relucientes, delgadas, bellas y además sanas y “en forma”, reclamamos un lugar de igualdad y respeto en dicho tratamiento visual. Se nos ignora como personas independientes, trabajadoras, autónomas, inteligentes, capaces de llegar y mantenernos en el éxito por nuestros propios méritos profesionales.
Y es que, el papel de la publicidad y los medios es primordial ya que contribuye a definir imágenes y discursos que influyen en la manera de interpretar el mundo; nos describe y estereotipa ignorando la realidad de hoy en día fortaleciendo asimismo el argumento retrógrado de la condición de la mujer, entendida como sujeto secundario de la sociedad.
Por eso, los medios deben responder, reflejar y contribuir a la transformación de las sociedades, siendo partícipes de los cambios experimentados por todos los sectores sociales y, en especial, las mujeres.
Paloma Lafuente es periodista con experiencia en organizaciones sociales de Costa Rica.
21 Miércoles Feb 2007
Posted globalizantes...
in21-02-2007 |
Costa Rica: tres Premios Nobel recomiendan rechazar el TLC
LA SOBERANIA DE LOS PAISES QUEDA EN ENTREDICHO CON LOS TLC
"Los famosos tratados de libre comercio son el instrumento máximo de los Estados Unidos para gobernar a los pueblos desde México hasta la Patagonia… No tienen solo aspectos comerciales sino, también, temas políticos y sociales… No son libres, sino que tienen que ver con deseos de dominación estratégica, militar y política…. La autonomía, la independencia y la soberanía de los países de América queda en entredicho en el momento que los tratados entren en vigor. Estos tratados son una especie de campanada de advertencia. Si los pueblos no imponen a sus gobiernos la defensa de sus derechos esto acabará mal"
JOSE SARAMAGO, Premio Nobel de Literatura
ESTADOS UNIDOS NO NEGOCIA, IMPONE
"En la asimétrica negociación de tratados comerciales no priman la equidad o la democracia, sino los intereses de grupos particulares como las farmacéuticas y las petroleras, o al menos esos son los intereses que representa la oficina comercial de E.U…. Los países que firman TLC creen que les van a traer inversión y no hay evidencia de que eso pase. Es solo un sueño… Si la firma del TLC tuviese negociaciones reales y posibilidades de beneficiar a los países, sí lo recomendaría, pero Estados Unidos no negocia sino que demanda o impone… los acuerdos bilaterales son una desventaja porque EEUU subsidia su agricultura y no dejaría a otros países tomar medidas en contra de eso… los TLC no son tan libres ya que se solicita o se impone comprar cierta cantidad de materia prima de Estados Unidos, como parte de los convenios… Los TLC no son buenos, no son justos, porque traen más perjuicios que beneficios".
JOSEPH STIGLITZ, Premio Nobel de Economía – EX ECONOMISTA JEFE EL BANCO MUNDIAL
HAY PUEBLOS QUE NO CLAUDICAN
La firma del TLC con los EE.UU. llevaría a Costa Rica a transformarse en una colonia norteamericana; agregar una estrellita más a su bandera. El fracaso de los EE.UU. de implantar en el nivel continental en el 2005 el TLC, es una muestra clara y contundente que hay pueblos que no claudican que resisten a las fuertes presiones y que tienen el coraje de defender sus derechos. Otros lamentablemente han claudicado y han hipotecado la vida de sus pueblos, traicionando su libertad y autonomía. Han privilegiado el capital financiero, sobre el capital humano y sometido a sus pueblos a la dependencia. Frente a estos desafíos cabe preguntarse qué quiere el pueblo costarricense."
ADOLFO PEREZ ESQUIVEL, Premio Nobel de la Paz
El TLC no es bueno, no es libre, ni justo,no es democrático, ni equitativo… ¡No al TLC!