Hombres que cuiden la tierra,
mujeres que nutran las planta.
Hombres que cuiden la tierra,
mujeres que nutran las plantas
Niños que escuchan atentos
a la voz de su abuelo,
niños que escuchan atentos
a la historia de su abuelo.
Y ahí apareces tú,
con tu ser luminoso,
Y ahí apareces tú,
con tu ser poderoso,
con tu ser luminoso.
Naturaleza,
que viaja adentro de tí,
Naturaleza,
Hombres que cuiden la tierra,
mujeres que nutran las planta.
Hombres que cuiden la tierra,
mujeres que nutran las plantas
Niños que escuchan atentos
a la voz de su abuelo,
niños que escuchan atentos
a la historia de su abuelo.
Y ahí vives tú,
con tu ser luminoso
Y ahí vives tú,
con tu ser poderoso
con tu ser luminoso…
Canto a la madre naturaleza
A tu misterio invisible.
Canto a la fuerza que alimenta
nuestra danza para esta vida.
Canto a la fuerza que va abriendo
el camino de nuestros sueños.
Canto a la madre naturaleza
A tu misterio invisible.
Canto a la fuerza que alimenta
nuestra danza para esta vida.
Canto a la fuerza que va abriendo
el camino de nuestros sueños.
Guerrera que ha peleado muchas batallas a veces por necesidad, a veces por deseo a veces por ignorancia a veces por la ebullición de los volcanes que me habitan. Como si viniera de Sarmacia o hubiera peleado en Troya. ¿Acaso con el pecho cercenado para acomodarme el arco en la noche triste de Tenochtitlan? Acaso con este fuego del centro del universo que no me permite detenerme y aceptar que el mundo sigue girando sin mi, tranquilamente.
Arco, lanza, hacha, escudo y casco me derrumban. No puede ya mi cuerpo con tantos semáforos derretidos escurriéndose por las alcantarillas. Quiero que me arrastren los ríos que ya no se devuelven sobre sus cauces muertos cauces amortajados para el funeral con coronas de plástico y llantas Good Year-Firestone.
Piedra de Fuego, eso soy buscando ansiosamente un río de agua fresca para apagar la sed del miedo el hedor de azufre en cada hueco desolado que se dispara estridente sobre mi camisa. Batallas candentes las de mi ropa.
Walkiria en la corriente de otros ríos que no son míos y que viaja a mares de otras latitudes. Perdida estoy.
Estoy cansada y no quiero que Aquiles me mate. No quiero errar por el mundo como el fantasma de una heroína muerta. Opuse todas las resistencias tantas que no sé como dejar que el arca de las alianzas penetre mi nido. Quizá deba preguntarle a Violeta como es que se va enredando el musguito en la piedra y quedarme quieta dejar que la corriente me arrastre y me lleve a los Siete Mares que me llaman o simplemente irme a los montes lejos de las cajas de seguridad y las cuentas amortiguadas por el alma de cada cosa que adorna la soledad del vecindario.
Me mata tu soledad tan llena de autos tu soledad tan segura de impuestos me mata tu amor con tanta medida tu amor de río verdegrís con palabras oxidadas, enmohecidas, entumecidas al amanecer, vacías de tanto decirlas vaciadas sin esencia de la carne, del instinto, la intuición.
Guerrera no. Yo quiero ser rama de cortez amarillo, coposa derrochando soles en el humilde aire que respiro y amarte desde este lado de mi amor ahora que ya no me importa que digás te amo porque mi amor está primero que el tuyo mi amor está por encima de todas las batallas de todas las distancias de todos los escudos y los arcos y los pechos cercenados mi amor sigue su viaje con vos o sin mí evaporándose y llevando fragmentos de mar a la estratosfera para soñar con sirenas que llueven amaneceres como este en que depongo las armas y me retiro.
Un documental acorde con la descripción de Héctor Abad:
«La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca.
Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas.
Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros….»
“Por el buen orden de la familia humana, unos han de ser gobernados por otros más sabios que ellos; por ende, la mujer, más débil en cuanto a vigor de alma y fuerza corporal, está sujeta por naturaleza al hombre, en quien la razón predomina. El padre tiene que ser más amado que la madre y merece mayor respeto porque su participación en la concepción es activa y la de la madre simplemente pasiva y material.” San Agustín de Hipona
«Adela Léon una adolescente rebelde, es inscrita en la Academia de Maca Rivera, una academia de señoritas, con la esperanza de que cambie su comportamiento…»
“Desde el origen de las sociedades, todos los esfuerzos del hombre se han dirigido a impedir que la mujer se instruya.
¿Por qué? Porque un esclavo que se instruye, deja de ser un buen esclavo.”
…
Es necesario que esto acabe.
Es necesario que la mujer tome conciencia de sí misma,
se canse de su estado presente,
se niegue a ser por más tiempo ora una muñeca,
ora una sirvienta y siempre una propiedad.
Es necesario que sepa que no hay dignidad posible ni moralidad
sino en la libertad, en la plena posesión de sí misma.
Quiera ser libre, y lo será.
.
René Chaughi
En la Magdalena tenemos una filosofía muy sencilla. A través de la oración, la limpieza y el trabajo, las que han caído pueden volver a Jesucristo nuestro Salvador. […]
En nuestra lavandería no sólo hay ropas y sábanas, sino los medios necesarios para limpiar vuestras almas y para borrar todos los pecados que habéis cometido. Aquí os redimiréis, y con la ayuda de Dios os salvareis del fuego eterno…”
«Se estima que unas 30 mil mujeres fueron internadas en dichos lugares durante los 150 años de historia de dichas instituciones, por lo general en contra de su voluntad. El último asilo de las Magdalenas cerró sus puertas definitivamente el 25 de septiembre de 1996 en Irlanda.»
En el documental de Christopher Weber, «Conventos de vergüenza«, se menciona el terreno, dentro del convento, donde yacen cientos de cadáveres sin identificación, sin registro, ni documento alguno que explique la causa de la muerte. Algo que no nos resulta extraño en España, aunque aquí, la mordaza y el olvido por decreto, no nos haya permitido remover las fosas donde se enterraron miles de niños y de jóvenes en terrenos de los conventos, de los internados, y de las «casas de Misericordia».
Tampoco se suele hablar de aquella costumbre que desterró y enterró en vida, en las casas de Misericordia y en los manicomios, regidos por monjas, a cualquiera que no fuera docil, según la moral católica, como las jóvenes solteras embarazadas, a las que se les encerrana de por vida, y se les quitaba su hijo al poco de nacer, y a las que la Iglesia Católica, que custodiaba esas instituciones represivas, privó de libertad, derechos, salarios, encadenadas a trabajos embrutecedores, castigos y abusos físicos hasta su aniquilación.
Dirección y guión: Peter Mullan.
Países: Reino Unido e Irlanda. Año: 2002. Duración: 119 min. Interpretación: Geraldine McEwan (Hermana Bridget), Anne-Marie Duff (Margaret), Nora-Jane Noone (Bernadette), Dorothy Duffy (Rose/Patricia), Eileen Walsh (Crispina), Mary Murray (Una), Britta Smith (Katy), Frances Healy (Hermana Jude), Chris Simpson (Brendan), Eithne McGuinness (Hermana Clementine), Phyllis McMahon (Hermana Augusta). Producción: Frances Higson. Música: Craig Armstrong.
Fotografía: Nigel Willoughby. Montaje: Colin Monie. Dirección artística: Mark Leese. Vestuario: Trisha Biggar.
SINOPSIS
Los conventos de la Magdalena en Irlanda eran gestionados por las hermanas de la Miseri-cordia en nombre de la Iglesia católica. Aco-gían a muchachas enviadas por sus familias o por los orfanatos, que allí quedaban encerra-das y a las que se obligaba a trabajar en las lavanderías para ex-piar sus pecados. Trabajaban sin percibir ninguna retribución, 364 días al año, y se las hacía pasar hambre, se las sometía a casti-gos físicos, humillaciones, violencia fisica y moral. Miles de mu-jeres vivían y morían allí. El último convento de la Magdalena en Irlanda cerró sus puertas en 1996. Es una película de ficción, que lamentablemente se basa en una historia verdadera.
LAS HERMANAS DE LA MAGDALENA (THE MAGDALENE SISTERS), de Peter Mullan, se basa en la historia, desgraciadamente verdadera, de miles de mujeres rechazadas por sus propias familias y abandonadas a la misericordia de la Iglesia católica. Estas mujeres, a las que se internaba porque se consideraba que habían “perdido la gracia de Dios”, eran encerradas sin que hubieran cometido ningún crimen, únicamente por ser pobres, huérfanas, víctimas de violación, por haber tenido hijos sin estar casadas o por ser consideradas en “peligro moral”.
La fundación de las casas de la Magdalena en Irlanda se remonta al siglo XIX como refugio para prostitutas y mujeres que habían “perdido la gracia de Dios”. Su nombre se debía a la figura bíblica de María Magdalena, ex prostituta que se arrepintió ante Jesucristo y tuvo el honor de lavarle los pies. A comienzos del siglo XX las casas pasaron a manos de la Iglesia católica, que impuso un régimen mucho más severo. La gestión de las casas fue confiada a las hermanas de la Misericordia, que obligaban a las mujeres a lavar la ropa blanca de los hoteles locales, universidades, instituciones, entre ocho y diez horas al día, siete días por semana, sin recibir retribución alguna. La sociedad, que juzgaba a estas jóvenes inadecuadas o “en peligro” en la vida normal, consideraba que ésta era la mejor forma de hacerles expiar sus pecados.
A comienzos del siglo XX, Irlanda era un país devastado por la pobreza, y los servicios de asistencia social estaban sobrecargados. Las familias sufrían fuertes presiones para que recluyeran en instituciones a los hijos que hubieran manchado su buen nombre y a menudo los confiaban al cura del lugar. La Iglesia, por su parte, les animaba a que las sometieran a un encarcelamiento ilegal en las lavanderías de la Magdalena. El severo dogma de la Iglesia católica reinaba con mano de hierro sobre la sociedad irlandesa y permitió la existencia de tales instituciones hasta los años setenta. En el interior de estas casas, la vida sin esperanzas, los severos castigos y los abusos morales y físicos estaban a la orden del día.
A las chicas, al llegar, se las despojaba de sus ropas y objetos personales, se les cortaba el cabello y les cambiaban sus nombres de bautismo por nombres de santas católicas. Se les imponía un severo régimen de trabajo, de oración y de descanso, y se las privaba de todo contacto con el mundo exterior: ni libros ni periódicos, ninguna relación con sus propias familias. Muchas de las antiguas internas han descrito su existencia de reclusas como peor que si hubieran estado realmente en prisión porque las lavanderías de la Magdalena negaban incluso los mínimos derechos que se mantienen en las cárceles. Retenidas en contra de su voluntad, algunas mujeres pasaron toda su vida encerradas tras los muros de los conventos de la Magdalena, vivieron y murieron completamente aisladas del mundo exterior. Además, las monjas nunca preparaban a las jóvenes para la vida fuera de sus muros, de forma que tras dejar las lavanderías de la Magdalena casi todas ellas tuvieron que afrontar su nueva vida con grandes problemas. El hecho de haber estado en estas instituciones era una vergüenza tan grande que casi todas ellas lo ocultaron e incluso muchas huyeron para esconderse.
A las jóvenes que daban a luz sin estar casadas se las separaba de sus hijos, que eran entregados en adopción, y se las obligaba a firmar documentos que les impedían intentar buscarlos más adelante. Las monjas que gestionaban las casas estaban en connivencia con el sistema imperante, una sociedad que veía las muchachas como un peligro para los severos códigos morales de la Iglesia y de la familia. Justificaban este encarcelamiento como necesario para la seguridad de las muchachas, que estaban en peligro moral fuera de los muros de las casas. Además, la conspiración de silencio y vergüenza que rodeaba a las familias de las jóvenes era una clara señal de que éstas ya no tenían una familia o una comunidad a la que regresar. El embarazo fuera del matrimonio se juzgaba una pérdida de la gracia de Cristo y a los hijos de tales pecadoras se les consideraba en peligro, en el peligro de perderse durante las siete generaciones siguientes. A las hijas de madres desconocidas se las encerraba en orfanatos y, cuando cumplían diecisiete años, se las enviaba a las casas de la Magdalena para expiar los pecados de sus madres.
En las décadas de 1950 y 1960, en las casas de la Magdalena escocesas, el tipo de vida más propio de las novelas de Dickens, una existencia de hambre, golpes y abusos, se tradujo en un aumento de las fugas y en revueltas. En los años setenta, algunas de las diez casas existentes en Irlanda fueron cerradas debido al bum del consumismo, que alentaba el uso de lavadoras, y por el debilitamiento del poder de la Iglesia católica sobre la sociedad irlandesa. En 1996 fue cerrada la última casa de la Magdalena dejando entre 40 y 50 mujeres, que todavía vivían allí, incapaces de afrontar la vida afuera. Hasta la fecha, la Iglesia católica todavía no ha pedido perdón formalmente a las mujeres de las casas de la Magdalena ni les ha pagado ninguna indemnización. La mayor parte de estas jóvenes se fueron de Irlanda para tratar de rehacer su vida en Inglaterra o incluso más lejos. Se calcula que 30.000 mujeres y muchachas vivieron hasta su muerte en las lavanderías de la Magdalena.
Acabar con el estigma
La primera vez que se planteó públicamente la situación en que se encontraban las mujeres de las casas de la Magdalena fue en 1992, en Eclipsed, obra teatral de Patricia Burke Logan. Esta autora había trabajado en una de esas casas durante los años sesenta e intentaba acabar con el estigma que pesaba sobre tales casas: “Las mujeres, víctimas inocentes de una sociedad irlandesa puritana, eran encerradas de por vida, condenadas al olvido, anónimas incluso en la muerte”. Pocos años después, en 1997, la cantautora Joni Mitchell escribió “The Magdalene Laundries”, que se ha convertido en la canción de protesta no oficial de las supervivientes de las lavanderías.
La película
Por su parte, el actor y director Peter Mullan escribió LAS HERMANAS DE LA MAGDALENA (THE MAGDALENE SISTERS) tras haber visto el documental de Channel 4 Sex in a Cold Climate, que mostraba las condiciones de vida de las mujeres de las casas de la Magdalena.
Mullan se apasionó por este proyecto por varios motivos. Horrorizado por el sufrimiento oculto de las mujeres de las casas de la Magdalena, Mullan se sintió profundamente conmovido, al ver el documental, por la tremenda injusticia sufrida por estas mujeres, y se propuso que su historia fuera conocida por un público más amplio. Decidió hacer una película basada en cuatro historias distintas y empleó material de vídeo como fuente principal de su investigación. Tras haber visto varios documentales sobre las mujeres de las casas de la Magdalena, Mullan dejó que fueran ellas mismas las que hablaran y extrajo lo esencial de estos testimonios para hacer la película. “Es ficción, pero inspirada en sus historias”, dice el director, que confiesa haberse sentido impresionado por el poder absoluto que la Iglesia católica ejercía sobre la sociedad irlandesa: “Una vez, una mujer respondió a mi pregunta acerca de cómo era su vida cuando era joven en la Irlanda de los años sesenta diciéndome: Imagínate el KGB. Tenía razón. Era idéntico al KGB. Si un cura decía que quería tu hijo, tenías que dárselo, sin hacer preguntas. Se llegó a crear una extraña situación en la que la gente no cuestionaba a la Iglesia y la Iglesia no se cuestionaba nada”.
Otra cosa que impresionó a Peter Mullan fue la longevidad de las casas de la Magdalena: “Creo que el Estado, la Iglesia y la familia conspiraron contra estas chicas a las que consideraban moralmente irresponsables. La teocracia, sobre todo la Iglesia católica, se consideraba guardián moral de las jóvenes”.
Mullan ha ambientado la película en 1964, en los alrededores de Dublín. En una época en la que muchas mujeres estaban experimentando una nueva libertad cultural, cuatro jóvenes, desde el interior de las lavanderías de la Magdalena, combaten para sobrevivir al encarcelamiento. La historia se concentra en sus vidas durante su prisión y la difícil relación con las monjas que se han convertido en sus carceleras.
Con más de 25 premios internacionales por su trabajo y un BAFTA (premio de la Academia de Cine británica) de 1996 como Mejor Productora Novel, Frances Higson ya ha trabajado en otros proyectos de Peter Mullan: tres cortometrajes y la película Orphans. Quería volver a trabajar de nuevo con Mullan, al que considera “un guionista y director de enorme talento con una extraordinaria habilidad para contar historias”. Era consciente de que tenía gran importancia política y además le pareció muy potente: todo ello la atrajo de inmediato.
Las actrices
Geraldine McEwan, con una larga carrera cinematográfica, televisiva y teatral, fue elegida para el papel de la inquietante hermana Bridget. Mullan comenta: “Estaba convencido de que la persona que interpretara a la hermana Bridget tendría que poner en ello toda su alma… Geraldine me ha dado la oportunidad de mostrar una contradicción viviente. No tiene un aire especialmente malvado, cuando habla no parece mala, en pocas palabras, no es una persona malvada. La actriz ha logrado dar alma a un papel que podía caer en la clásica caricatura de monja malvada”. Geraldine se sintió atraída por el papel, por la complejidad del personaje y por la fuerza del guión. “En calidad de actriz, de alguien que tiene que interpretar lo que otro ha escrito, nuestra tarea es hacer humano al personaje. Esto es lo más interesante. La hermana Bridget probablemente deseaba una vida distinta si no hubiese tenido el peso de su credo y de su misión”.
Las muchachas de la casa de la Magdalena han sido interpretadas por actrices profesionales y por jóvenes actrices noveles pertenecientes a las comunidades católicas irlandesas.
Anne-Marie Duff fue elegida para el papel de Margaret, joven de un pueblecito violada por un primo suyo y enviada a la casa de la Magdalena para esconder la vergüenza de la familia. La londinense Anne-Marie, que antes de hacer esta película había sido candidata al Premio Olivier a la Mejor Actriz y que está desarrollando una sólida carrera teatral, televisiva y cinematográfica, se inspiró para su papel en sus raíces irlandesas católicas y descubrió historias de mujeres de las casas de la Magdalena a través de las experiencias de su familia. Mullan comenta que Anne-Marie Duff “aporta una maravillosa fragilidad al personaje aunque sabemos que pese a todo luchará para sobrevivir”.
Dorothy Duffy fue elegida para el papel de Patricia / Rose, una joven madre soltera abandonada por su familia en la casa de la Magdalena y obligada a cambiar de nombre para atenerse a las reglas de la institución. Antes de debutar en esta película, Dorothy Duffy se había curtido como intérprete en representaciones de aficionados, con papeles en irlandés. Acerca de LAS HERMANAS DE LA MAGDALENA, comenta: “El guión es genial. Creo que es importante que la gente en Irlanda vea lo que pasó, porque me parece que muchas personas lo saben pero no quieren decirlo. Creo que, en nombre de las mujeres que pasaron por todas esas casas, es necesario mostrar lo que pasó”. Gracias a sus raíces irlandesas profundamente católicas, Dorothy aporta una silenciosa credibilidad a su personaje, básica para la idea que Mullan tenía del mismo. “Cuando la miras te crees totalmente que es el personaje, no te parece estar viendo a una actriz, y no es necesario mucho diálogo para lograr tal credibilidad. Dorothy tiene un sentido de la conversación silenciosa, casi interior”.
Nora-Jane Noone, que interpreta a Bernadette, una huérfana en “peligro moral” por su atractivo físico, fue elegida durante unas pruebas públicas en Galway y éste es su primer papel importante. Mullan se quedó impresionado por su talento natural y afirma: “La mayoría de los talentos naturales no necesitan ni la cámara ni el escenario; interpretan desde siempre pero no se han atrevido a decirlo”. Al describir las características del personaje, el director dice: “Tenía que ser capaz de mostrar un cambio: pasar de chica alegre y traviesa a muchacha muy desconfiada y maliciosa, y viceversa. Tenía que tener el talento natural suficiente para poder dar ese salto”. Además, se ha dado la coincidencia de que el padre de Nora-Jane trabajó de joven como conductor de la furgoneta de la lavandería para el St. Michael Magdalene Home de Galway y fue de gran ayuda para la joven actriz.
Eileen Walsh fue elegida para el papel de Crispina, joven madre soltera. Candidata al premio del cine británico independiente al mejor intérprete novel en 1999, Eileen tiene ya un extenso historial profesional teatral y cinematográfico, entre los que destaca su actuación junto a Peter Mullan en Miss Julie, de Mike Figgis. A Mullan le atrajo de inmediato que Eileen era “muy sociable, inteligente y experimentada. Considero que es fundamental que los actores agreguen su propia personalidad y sus propias opiniones al personaje, le guste o no al público, y ella tiene la valentía de hacerlo. En su lugar, muchas actrices habrían interpretado a Crispina como una persona a la que tener compasión, y eso habría sido un auténtico error”.
El mismo Peter Mullan se reservó un papel en la película, como O’Connor, el padre de Una, la muchacha que intenta escaparse de la lavandería. Mullan dice de su personaje: “La Iglesia católica, la fe, la familia y la reputación tienen para él más importancia que su propia hija, y éste es el auténtico problema”. En una época en que la reputación y la dignidad de una familia eran puntos centrales para consolidar su posición en el interior de una comunidad, muchos hombres se encontraron en una situación similar, luchando para mantener intacta su propia posición.
El gobierno irlandés abrirá una investigación sobre los abusos perpetrados en las lavanderías de La Magdalena que operaron en la década de 1920 hasta mediados de los 90.
Durante años grupos de derechos humanos como Justicia para Las Magdalenas han luchado para conseguir reparar los abusos y años de trabajo impago; ahora el gobierno esta tomando medidas para conocer la verdad.
“Es otro paso importante y estamos dispuestos a participar”, dijo James Smith, vocero del grupo Justicia para Las Magdalenas. “Pero no ofrecen una disculpa y todos los miembros de nuestro grupo consideran que lo primero que debería ofrecer es una disculpa, como señal de que la justicia restaurativa es importante”.
Muchas de las víctimas eran adolescentes que llegaban allí como castigo por delitos menores, por embarazos extramatrimoniales o por ser “muy bonitas”.
“Una vez ahí adentro, la única forma de salir era si algún miembro de la familia la reclamaba”, dijo Jennifer O`Leary, corresponsal de BBC Dublín. “Cualquier mujer que no encajaba dentro de la estrecha definición de lo que era un buen comportamiento católico corría el peligro de ser enviada a las lavanderías. Se cree que alrededor de 30.000 mujeres y niñas vivieron en las lavanderías, y que muchas de ellas murieron allí”.
Las cuatro órdenes religiosas que regentaban las instituciones residenciales dijeron estar dispuestas a cooperar con cualquier pedido de información que sirviera para clarificar el tema.
El Ministro de Justicia Alan Shatter sostuvo que para el gobierno era esencial, como primer paso, establecer completamente los verdaderos hechos y circunstancias relacionadas con las lavanderías de Las Magdalenas”, y cree que la investigación ayudará a aliviar las tensiones entre los grupos activistas y el gobierno.
Recientemente se ha revelado información en la capital que muestra una conexión entre las lavanderías y el Departamento de Justicia y Agricultura, al igual que Áras a Uachtaráin, Guinness, los principales hoteles de Dublín, Clery’s, el teatro Gaiety y el Hospital Dr. Steevens.
La investigación inicial también reveló que entre el 2006 y el 2010 el Sistema de Salud le otorgó 87 millones de libras a tres de las cuatro congregaciones religiosas afiliadas con las lavanderías entre 1922 y 1996.
El Senador Martin McAleese estará a cargo del comité interdepartamental desarrollado para investigar las acusaciones de abusos contra los derechos humanos en las lavanderías de Las Magdalenas.
“El único objetivo del comité es clarificar y detallar los hechos de cualquier interacción entre el Estado con las lavanderías”, dijo Dr. McAleese, y espera poder dar una valiosa contribución a la investigación.
Marcela Lagarde y de los Ríos se define a sí misma como una enredadera feminista. Su último libro, Claves feministas para mis socias de la vida (Ed. Horas y Horas, 2005), es casi un manual, por su fuerza de síntesis, de experiencia y de condensación de diversas corrientes generadas en el movimiento feminista. Recoge en él tres talleres que impartió en una universidad popular de Nicaragua en los años 1997, 1999 y 2000.
El primero se dedica a las nociones de poderío y autonomía de las mujeres. Se trata de la articulación de propuestas políticas capaces de desmontar la construcción del género femenino como incompleto, y enfrentar el “ser para otros”, en palabras de la maestra Franca Basaglia, como compendio de las funciones reproductoras asignadas al género femenino. La autonomía, proceso constitutivo de individuas y vidas propias, y con un sentido específico de libertad, afirma los derechos propios de las mujeres, y construye alternativas que posibilitan la deconstrucción de la ética de la invisibilidad y de la sustituibilidad predominantes. El ‘empoderamiento’ debe generar independencia, en todos los ámbitos, e intercambios reales de principios equitativos. Es básica también la noción de la ‘sororidad’, o affidamento, para un reconocimiento de la autoridad entre mujeres, que construye alianzas y pactos, enfrentando la opresión de género de forma directa y, en concreto, hacia una de sus dimensiones más dañinas, la misoginia, hábil mecanismo de agresión y desconocimiento entre las semejantes.
La segunda parte se dedica a los liderazgos entrañables, los que se hacen con las entrañas. Desvelan la forma de hacer una política feminista que implique una ruptura epistemológica con la hegemónica tradicional, al insistir en la relación entre pensar, ser y existir, para la construcción de una democracia genérica. Recuerda la importancia de la promoción insistente de espacios de enculturación, como formas de aprender mutuamente de mujeres, recordando la expropiación genérica de los cuerpos y de la subjetividad de aquéllas, y la necesidad urgente, por tanto, de formar una ética propia, que enfrente las múltiples escisiones de la identidad contemporánea y que genere otras formas posibles de actuar, con asertividad, equifonía y equipotencia, sin olvidar la constante disidencia transformadora, desde los círculos más particulares hasta los ámbitos colectivos.
Por último, las claves para las negociaciones en el amor desvelan cómo también los afectos se construyen cultural y socialmente, y cómo la cultura occidental del amor, con su moral amorosa tradicional, identifica perversamente al género femenino como un ser colonizado y carente, que pierde su propia libertad al amar. Entre otras nociones relacionadas, se aborda la cuestión compleja de la culpa, religiosa y laica, como inteligente instrumento coercitivo de la subjetividad femenina. Insiste Marcela en la necesidad de ser ciudadanas pactantes, desde las propias vidas, reivindicando la soledad, no debiendo esperar incondicionalidad sino confianza, y haciendo pactos desde la diferencia, pero en equidad real, que comiencen por tener claro lo innegociable para construir así relaciones justas. Así, concluye: “Como nos abocamos a transformar radicalmente el mundo, cada mujer precisa, así mismo, cambiar radicalmente. Para las feministas, cada mujer es la causa del feminismo. Cada mujer tiene el derecho autoproclamado a tener derechos, recursos y condiciones para desarrollarse y vivir en democracia. Cada mujer tiene derecho a vivir en libertad y a gozar de la vida”.
…¿Por qué vuelvo a escarbar de nuevo en la obra de Miguel Hernández…?
Fundamentalmente por dos razones. Una, porque este año se cumple el Centenario del nacimiento del poeta y, como viejo amigo que soy, me sentía en la obligación de celebrarlo desde los escenarios. La gente me lo iba a pedir. La gente ama al poeta y, como yo, no dejaría pasar la onomástica sin recordarla.
En principio, la idea buscaba apenas refrescar el viejo repertorio con un par de nuevas canciones así que, sin grandes expectativas, volví a bucear en su poesía pero a medida que los viejos versos me devolvían nuevas emociones y las ideas se iban materializando en canciones fue creciendo mi entusiasmo hasta que finalmente, a la vista de la bondad del material resultante, aposté decididamente por este trabajo que ahora presento. Una nueva entrega de sus versos listos para cantar.
La otra razón que me ha empujado a volver sobre la obra de Miquel Hernández, la más importante y la que me convenció del interés y validez del proyecto es la intemporalidad de su poesía, la vigencia de sus versos más allá del lugar y el tiempo en que vieron la luz, más allá del contexto en que nacieron, versos que siguen sonando tan sólidos y frescos como si hubieran sido escritos ayer y aquí.
Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.
El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.
Los años de abundancia, la saciedad, la hartura,
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.
Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento: como los tiburones, voracidad y diente, panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.
Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.
Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas; señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas: cerdos con un origen peor que el de los cerdos.
Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.
No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros.
En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.
II
El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
allá donde el estómago se origina, se enciende.
Uno no es tan humano que no estrangule un día
pájaros sin sentir herida en la conciencia: que no sea capaz de ahogar en nieve fría palomas que no saben si no es de la inocencia.
El animal influye sobre mí con extremo,
la fiera late en todas mis fuerzas, mis pasiones.
A veces, he de hacer un esfuerzo supremo
para acallar en mí la voz de los leones.
Me enorgullece el título de animal en mi vida,
pero en el animal humano persevero.
Y busco por mi cuerpo lo más puro que anida,
bajo tanta maleza, con su valor primero.
Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.
Arroja sus estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.
Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuña, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.
Se ejercita en la bestia, y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces sólo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la visión duele y pesa.
Yo no tengo en el alma tanto tigre admitido,
tanto chacal prohijado, que el vino que me toca,
el pan, el día, el hambre no tenga compartido
con otras hambres puestas noblemente en la boca.
Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi canción presiente.
«Cuando transcurre el suficiente tiempo y se produce el suficiente malestar y la suficiente presión, la Mujer Salvaje de la psique arrojará nueva vida a la mente de la mujer y le ofrecerá la oportunidad de emprender una vez más una acción en su propio beneficio. «
Abre las ventanas de tu castillo negro,
deja que la lluvia se hunda en el mar,
con las siete llaves de tu silencio,
con las alas rotas para volar,
niña de los ojos sol naciendo…
yo te he visto llorar.
Tú juntabas flores al fondo del invierno,
siempre luminosa como un cristal,
supe que en mis manos llevaba un trueno
y tu sonreías sin sospechar…
puse yo mis ojos en tus ojos y vi la vida pasar.
Déjame entender, no quiero pensar
traes un puñal bajo las alas
sálvame ya de esta sensación
de caer y morir… y volver a morir.
Será… será… será esta soledad…
será… será… será que hoy no puedo hablar,
no hay siglos para olvidar…
no hay siglos para olvidar.
Y sentimos frío, vacío el universo,
el sendero inverso de la soledad,
se hizo noche el día, se quebró el tiempo
y nos abrazamos para ayudar,
aprendimos con ojos mojados…
que nunca más será igual.
Háblame del sol, de algún país
donde pueda estar, a donde ir…
sin esta lluvia en mi.
«OJOS MOJADOS» (F. Ubiergo)
Inmensa y femeninamente salvaje!
Hay veces en la vida de una mujer en que ésta llora sin cesar y, aunque cuente con la ayuda y el apoyo de sus seres queridos, no puede dejar de llorar.
Hay algo en sus lágrimas que mantiene al depredador a raya y aparta el malsano deseo o la ventaja que podría provocar su ruina. Las lágrimas sirven para remendar los desgarros de la psique, por los que se ha ido escapando la energía.
La situación es muy grave, pero lo peor no llega a producirse —no nos roban la luz— porque las lágrimas nos otorgan la conciencia. No hay posibilidad de que nos quedemos dormidas cuando lloramos. Y el sueño que se produce es tan sólo para el descanso del cuerpo físico.
A veces una mujer dice:“Estoy harta de llorar, estoy hasta la coronilla, quiero detenerme.”Pero es su alma la que derrama lágrimas y éstas son su protección. Por consiguiente, tiene que seguirlo haciendo hasta que termina su necesidad.
Algunas mujeres se asombran de la cantidad de agua que puede producir su cuerpo cuando lloran.
Eso no dura eternamente, sólo hasta que el alma termina de expresarse de esta sabia manera.
….
La nueva vida ata, separa y dilata.
La mujer que se encuentra en esta fase del proceso psíquico puede entrar en otra enantiodromia,
el estado psíquico en el que todo lo que antes se consideraba valioso ya no lo es tanto…
e incluso puede ser sustituido por nuevos y exagerados anhelos de espectáculos, experiencias y empresas extrañas e insólitas.
Por ejemplo, para algunas mujeres el hecho de casarse lo era todo. En cambio, cuando se produce una enantiodromia quieren ser libres: el matrimonio es perjudicial, es una bobada, una basura y una pura scheisse, una mierda.
Sustituye la palabra “matrimonio” por amante, trabajo, cuerpo, arte, vida y opciones y comprenderás la exacta actitud mental propia de este período.
Y después están los anhelos.
Una mujer puede ansiar estar cerca del agua o tenderse boca abajo con el rostro en contacto con la tierra, aspirando el olor salvaje.
Quizá le apetezca correr de cara al viento o plantar algo, arrancar alguna hierba, arrancar cosas del suelo o plantarlas.
Puede ansiar hacer una caminata por las colinas, saltar de roca en roca escuchando el eco de su voz contra la montaña.
Puede necesitar muchas horas de noches estrelladas en las que las estrellas son como unos polvos faciales esparcidos sobre un negro pavimento de mármol.
Puede experimentar la sensación de que se va a morir si no baila desnuda en medio de una tormenta, si no permanece sentada en absoluto silencio, si no regresa a casa manchada de tinta, manchada de pintura, manchada de lágrimas o manchada de luna.
Un nuevo yo está en camino.
Nuestra vida interior tal y como la hemos
conocido hasta ahora está a punto de cambiar
Aunque eso:
no significa que tengamos que arrojar por la borda los aspectos honrados y, sobre todo, los apoyos en una especie de enloquecida limpieza del hogar,
sí quiere decir que, durante el descenso, el mundo y los ideales de arriba palidecen y durante algún tiempo nos sentimos inquietas e insatisfechas, pues la satisfacción está a punto de nacer en la realidad interior.
Aunque nos sintamos presionadas por los más deformados mensajes culturales o psíquicos, aunque un depredador ande suelto en la cultura o en la psique personal, todas podemos oír las instrucciones salvajes iniciales y seguirlas.
Las mujeres:
Aprenden a buscar al depredador en lugar de intentar alejarlo, dejarlo de lado o ser amables con él.
Aprenden los trucos, los disfraces y los medios que se inventa el depredador.
Aprenden a “leer entre líneas” en los mensajes, las invitaciones, las expectativas o las costumbres nacidas de la manipulación de la verdad.
Eso es lo que aprenden las mujeres cuando excavan en la naturaleza salvaje e instintiva, cuando se entregan a la tarea de la profunda iniciación y el desarrollo de la conciencia.
Siguen un cursillo acelerado por medio del desarrollo de la vista, el oído, el ser y el hacer ininterrumpidos.
Entonces, tanto si el depredador emana del propio medio psíquico como si procede de la cultura exterior, actuamos con astucia, podemos enfrentarnos cara a cara con él y hacer lo que se tiene que hacer.
Cuesta estar con la Mujer Salvaje al principio.
Curar el instinto herido,
desterrar la ingenuidad
y, con el tiempo, aprender a
conocer los aspectos más profundos de la psique y el alma,
retener lo que hemos aprendido,
no apartarnos,
manifestar claramente lo que representamos,
…todo eso exige una resistencia ¡limitada y mística. .
Cuando ascendemos desde el mundo subterráneo tras haber llevado a cabo alguna de nuestras tareas, puede que por fuera no se note ningún cambio, aunque por dentro hayamos adquirido un carácter inmensa y femeninamente salvaje.
A primera vista seguimos siendo amables, pero por debajo de la piel está clarísimo que ya no somos unas criaturas domesticadas.
…
Si hoy te cuesta despegar
podrás volar mañana
Todas las ganas de llorar
Se irán se irán mañana
Aunque parezca que dolerá por siempre
te aseguro que mañana pasará
Verás que el mundo sigue en pie
y tú con él mañana
Oh vas a ver, volverá a amanecer
esta vida sin ton ni son, mañana irá mejor
Oh ya verás, todo amaina al final
los buenos tiempos volverán
el sol saldrá mañana
Si hoy no sueñas, soñarás
así sin más mañana
El río siempre llega al mar
Podrás zarpar mañana
No hay mal que dure cien años más
empieza a izar las velas la tormenta pasará
Verás que el mundo sigue en pie
y tú con él mañana
Oh vas a ver, volverá a amanecer
esta vida sin ton ni son, mañana irá mejor
Oh ya verás, todo amaina al final
los buenos tiempos volverán
el sol saldrá mañana
Cuando te apague la soledad
enciende los recuerdos de la gente que no está
y verás el mundo puesto en pie
y tú también mañana
Oh ya verás todo amaina al final
los buenos tiempos volverán
el sol saldrá mañana
así sin más mañana
podrás remontar mañana
“Si le pones atención a las letras yo estoy tratando de decir algo
que hay que absorberlo y llevarlo, no es una letra tan fácil.
Me interesa entregar un mensaje de verdad
y poder lograr la comunicación”
Camila Moreno
.
…
Farmacéutica, trasatlántica, trasandina
Una vida se apaga porque le estorba
Que no se muera pronto pa’ darle la vacuna
Ellos dicen ser buenos reparten pastillas
Ay que pena que le da si se hace tira
Ellos dicen ser buenos reparten pastillas
Ay que pena que le da pero es mentira.
«Millones», canción de Camila Moreno, por la cual fue nominada a mejor canción alternativa en los grammy latino, es un tema que Camila lo canta con rabia, como un grito de confrontación hacia la «maquina», que utiliza al pueblo manteniendolo vivo para su conveniencia, dejándolo morir cuando ya no lo necesita, haciendo creer a la multitud que son los salvadores.
Camila Moreno en el festiva del Huaso de Olmue dedicó la canción
«A la gente que cree que que puede
comprar todo con
dinero, incluso a un país», una clara alusión al empresario-presidente Sebastian Piñera, quien es además dueño de la estación de televisión «chilevisión» que trasmite el festival.
La polémica presentación de Camila en el Festival del Huaso de Olmue 2010
La joven cantautora chilena Camila Moreno debuta con «Almismotiempo»
Incesante buscadora de paisajes y dócil a la hora de conocer otras culturas, esta cantautora de 23 años ha llamado la atención con su disco Almismotiempo, donde el primer single “Millones” es un grito punzante contra las injusticias del sistema.
21/06/2009 AGENCIAS
Aunque no buscaba ser cantante, Camila Moreno se descubrió como compositora a los 17 años. “En ese momento nunca pensé que la música iba a ser lo mío. De hecho estudie danza. De pronto lo único que quería hacer era tocar la guitarra. Me agarró fuerte la música. Dejé la danza como terapia y comencé a hacer mas canciones.”
De la mano del productor Marcelo Aldunate, Camila Moreno confirmó que lo suyo estaba al lado de la música. “A Marcelo le gustaron las canciones y eso me impresionó”.
Grabaron cuatro canciones, entre ellas “Antes Que”, la primera canción que en ese tiempo debutó en las radios. “Luego, Marcelo me propuso incorporar mas instrumentos a las canciones, y como yo ya tenía ideas de arreglos en mi cabeza, comenzamos a trabajar”, manifiesta Camila.
Muchas de sus composiciones surgieron de un largo viaje realizado el 2007.
“Ese verano recorrí Uruguay con Las Polleritas (conjunto de folclor tradicional). Con las chiquillas tocábamos en todas las esquinas sin parar. Luego crucé sola a Brasil y me encontré con otras amigas con las que cruzamos toda la pampa argentina a dedo, en camión, sin plata y muertas de hambre. Fue algo duro… Llegamos a Jujuy sacando canciones para pedir plata, nuestro objetivo era llegar al Titicaca, y lo logramos. Me inspire y empecé a hacer una canción diaria, a raíz de algunas experiencias límite, cercanas a la muerte, me vino el fervor de la composición.”
Almismotiempo es un disco que tiene paisajes, emociones, viajes y vivencias. Vestido de buenos arreglos, el disco debut de Camila Moreno rescata la raíz del folclor, aludiendo al rock y a la experimentación sin límites. “Me da una sensación de libertad, de completitud abierta. La música no necesita casillas y eso se escucha en el disco, la amplitud en cada canción. Creo que es un disco emocionante. Yo lo escucho y me cuesta porque cada canción cuando termina me deja una sensación profunda”
“Si le pones atención a las letras yo estoy tratando de decir algo que hay que absorberlo y llevarlo, no es una letra tan fácil. Me interesa entregar un mensaje de verdad y poder lograr la comunicación”
Una de las cosas que fascina a Camila desde pequeña son las miles de situaciones que simultáneamente ocurren en el universo. “Todas ellas ocurren en un mismo tiempo, pero en un espacio diferente, aunque no podemos estar demasiado seguros de ello”
A esta inquietud debe el nombre de su disco Almismotiempo.
“Ahora estamos hablando acá, mientras en algún otro lugar se abre una flor, choca un cometa, nace y muere alguien, suena una bocina, un pájaro hace su nido, talan un árbol, alguien se enamora y tiran bombas en Irak… aunque nosotras ahora, en este tiempo, no podemos percibir todo esto, si podríamos decir que todas estas cosas y muchas más están realmente ocurriendo. Las canciones que aquí se escuchan yo las hice en distintos tiempos, pero de alguna forma todas llegaron a juntarse en este espacio ‘Almismotiempo’…”.
El arte de Almismotiempo fue un largo trabajo de Camila y sus amistades más cercanas: bordaron a lana un vestido basado en la idea de que todo el mundo está trenzado.
“Estuvimos cuatro días sin dormir para lograr un sensación de trenza. Llegamos a ser 12. Bordamos sin parar, llegamos a estados lindos de locura, con la cabeza más abierta y llena de risa, una amiga me dijo que el concepto del disco se estaba plasmando en todo, y que nosotros no nos estábamos dando cuenta, porque era muy grande, todo se estaba trenzando al mismo tiempo”.
Video promocional de su tema «Lo Cierto» de su disco debut “Almismotiempo” editado por el Sello Azul. Grabado en Valparaíso y en formato Super 8, “Lo Cierto” fue dirigido por Tiziana Panizza y Rodrigo Morenos, los mismos autores del video “Millones”, y que esta vez viajaron a la quinta región en una sesión más íntima que muestra a Camila Moreno en distintos lugares de la ciudad.
…
De tanta carne sin masticar,
Lluvia o rubí,
Se queda en si, asi no
se puede dar
Si no se puede dar.
Lo que esta fuera es el
final
Yo no por ti
Tu no por mí
Por dentro rugirá
De
tanta piedra quebradiza,
Vino a caer,
Lo imposible de nuevo por no
ver
Y si estamos despiertos,
Pa’ cuando llegue la mitad,
El
le dirá todo lo cierto
Su amor entero
Siempre llegará
De
tanta carne sin masticar
Lluvia o rubí,
Se queda en si, asi no se
puede dar
Si no se puede dar
Lo que esta fuera es el final
Yo
no por ti
Tu no por mí
Por dentro rugirá
Si estamos
despiertos
Pa’ cuando llegue la mitad
El le dirá todo lo cierto
Su
amor entero siempre llegará
Si estamos despiertos
Pa’ cuando
llegue la mitad
El le dirá todo lo cierto
Su amor entero siempre
vivirá.
«…ante tantas injusticias
y con los millones de personas que mueren
cada año debido a la pobreza,
resulta inevitable preguntarse si a Dios
se le ha escapado su creación de las manos…»
Puedo decir y con orgullo que he tenido la suerte de compartir charla y conversaciones con él, que es un ser excepcional y que hace a uno reconfortarse con el ser humano y con la vida.
LA EXPERIENCIA DE TOCAR LO INTOCABLE
La intensidad de cada día que pasamos en Wukro invitaba a largas y profundas charlas al caer la noche, ya fuera en los porches del patio central de la misión, al calor de unas tazas de café sobre la mesa del comedor, o en los sillones y sofás del salón. Esos escenarios nos ofrecieron algunos momentos de quietud, durante los cuales conseguí vencer la resistencia de Ángel a hablar de sí mismo. Pero los ejes de su conversación con el periodista serían siempre sus dos principales preocupaciones, profundamente relacionadas entre sí: la pobreza que lo rodea y la coherencia personal con su fe cristiana. Las cuestiones personales, la confesión y el debate de alegrías, miedos e inquietudes ocupan un amplio espacio reservado a la intimidad con el amigo. La frontera la establecen el bolígrafo y el block de notas.
El padre Olaran nació en 1938, quinto de seis hijos, en una familia muy católica. Su hermana mayor, María Rosa, se hizo monja en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María. Seguía los pasos de una tía materna, Carmelita Descalza, y de una tatarabuela que entró junto a una de sus hijas en un convento de las Agustinas. Recuerda que a los veinte años tuvo ‘una experiencia personal de Dios. Cuestión de segundos o tal vez minutos, no sabría decirlo. Pero tocar lo intocable fue una de las experiencias más fuertes de mi vida y me marcó. No he necesitado que se repitiera.’ Meses después, tras la muerte de su padre, decidió hacerse sacerdote.
— Jamás pensé quedarme en Guipúzcoa, ya que para mí lo primero era trabajar como misionero y lo segundo ser cura. ¿Por qué? Tal vez el impacto del Domund en mi niñez, o de alguna película como “La mies es mucha” . Así que me puse en contacto con los Padres Blancos, porque África siempre me ha inspirado respeto y admiración.
Tenía afinidad por Tanzania, quizás a causa de algunas lecturas de Nyerere, su primer presidente. Y tuve la fortuna de trabajar en ese país desde 1970, con la tribu de los Wanyamwezi, los Hijos de la Luna. Pero en 1991 hice un curso de islamología, y me propusieron trabajar en Etiopía. Yo tenía 54 años y llevaba mucho tiempo insertado en otra cultura, otra iglesia, otra sociedad. Eso crea hábitos, rutinas que dan cierta seguridad. Temía encontrarme en Etiopía con problemas de adaptación, desde aprender otra lengua de raíz semita como el tigriño, hasta la liturgia oriental en un idioma antiguo ya en desuso como el Ge’ez. Pero, en noviembre de 1992, llegue a Adigrat y durante una temporada me dediqué a estudiar. Ahora llevo diez años en Wukro.
También he llegado a un cierto enraizamiento, con la confianza de que la gente me acepta. Y eso anima a seguir.
–¿Nunca has temido haberte equivocado?
— Al llegar a Tanzania no sabía cómo se iba a desarrollar mi sacerdocio, ni en qué iba a terminar aquella ilusión de hacer algo en el tercer mundo. Pero, durante mis años de trabajo en estos dos países, creo haber dado conmigo. Siempre he encontrado gente que me acogía, ayudándome, respetándome, confiando en que podía hacer algo con ellos, a veces para ellos. Gente que, como yo de ellos, también necesitaban mi cercanía. Estas relaciones humanas han mantenido viva mi decisión de hace 34 años. Y en esas vivencias he descubierto mi propia manera de ser sacerdote, de intuirlo como servicio. Hoy mismo estos contactos siguen abriéndome posibilidades de vida, de futuro. Cada persona es un camino por descubrir, que andar como no he andado antes. Es tanto, que llena una y dos vidas. Mi opción inicial facilita todos estos encuentros y nunca me arrepiento, por muchos fallos que yo esté cometiendo. Por otra parte, he encontrado siempre a Dios delante de mí, animándome, dándome fuerzas. Aun en la experiencia más íntima y personal de Dios, siempre lo he experimentado con su creación, con su gente. Y a través del Evangelio, con los pobres. Y yo ahí. Intuyendo que no me pertenezco. Que mi cuerpo, mis talentos, mis capacidades pertenecen a aquellos con los que convivo.
–¿Te arrepientes de algo?
— Es tanto lo que las relaciones humanas ofrecen aquí, que uno se admira de nuestra propia falta de sensibilidad frente a ese gran potencial. Me arrepiento de no haber llegado a un espíritu de adoración frente al pobre, al marginado, al humillado, al ignorado. Adorar a Jesús en la eucaristía es mucho más fácil que adorarlo en los pobres. Sin embargo son estos, y no quienes detentan el poder económico, político y religioso, los que nos garantizan que la vida merece la pena de ser vivida. Me apena la limitación que tengo para aprovechar ese potencial humano y espiritual que, día a día, me ofrecen las relaciones con gente abandonada por la sociedad. Y me arrepiento de crearme necesidades materiales que me separan de lo fundamental de la vida. Pero de mi opción no me arrepiento, gracias a ella he llegado a la experiencia que tengo de mí mismo, de la sociedad y de Dios.
El balance de una década de esfuerzos en Wukro resulta satisfactorio.
Sobre unos terrenos cedidos por la comunidad se levantó una escuela de agricultura y comercio, cuyas actividades no tardaron en ampliarse mediante aulas de electricidad, mecánica general, carpintería y trabajos en cuero.
También se han creado talleres de pintura, música, corte y confección, escultura en yeso y bordado.
Medio millar de mujeres ha pasado por cursillos de cultivo de hortalizas, avicultura, ganadería, apicultura y cerámica, beneficiándose de microcréditos para poner en práctica los conocimientos adquiridos.
Un grupo de jóvenes y niños aprende las artes circenses y otro practica la defensa personal (kárate).
La misión financió la ampliación de la escuela estatal con cuatro nuevas aulas, y edificó un pabellón antituberculoso con 48 camas en el hospital de la ciudad, además de aportar medicamentos, adquirir una unidad móvil para el Centro de Salud y hacerse cargo de las nóminas del personal de limpieza.
Así mismo, de las menguadas arcas de Saint Mary salen los alquileres de las viviendas de 40 ancianos y los gastos de 50 enfermos de sida y 80 de tuberculosis, además de la ayuda destinada a unos 200 estudiantes, sin contar los huérfanos directamente tutelados.
La reforestación también ocupa un lugar importante entre nuestras tareas.
En la parcela que nos dieron para la escuela sólo había un árbol, una acacia. Ahora tenemos más de 10.000 árboles y plantas de 600 especies diferentes.
En otro terreno montañoso y malo que las autoridades nos ofrecieron, plantamos 3.000 árboles.
Y en las calles de la ciudad hemos colocado un millar de árboles ornamentales que ya han empezado a florecer.
Con todo ello queremos aportar nuestro granito de arena para cuidar a nuestra Madre Tierra, tan manoseada y pisoteada por políticos e industriales sin escrúpulos.
–Has envejecido en la misión sin ver que viniera otro cura joven detrás de ti, sabiendo que hay muy pocas vocaciones sacerdotales. Los jóvenes con las mismas inquietudes humanas que tú sentías encuentran hoy muchos motivos para rechazar a la Iglesia y prefieren apuntarse en alguna ONG. ¿Te preocupa no tener relevo?
— No. Creo que la Iglesia tiene capacidad para reorganizar esta pesada estructura que tanto amarra. Lo cierto es que mucha de la actual disciplina eclesiástica tiene poco que ver con el espíritu de Jesús, pero confío en que haya el suficiente sentido común como para darse cuenta de ello. Porque la fe es superior a las estructuras; éstas cambiarán y la fe continuará. La Iglesia, incomprensiblemente, ha ejercido un poder directo durante años. Los papas abusaron de un poder que no les confería el Evangelio.
Actualmente aún sigue existiendo un tipo de poder indirecto, con concordatos y servicio diplomático. La tentación de Jesús de adorar al demonio en la montaña, (todo esto te daré si te postras y me adoras) tiene como fondo su misión mesiánica. Pero Jesús no se sirvió del poder político secular para realizar su misión. Y ese camino debe seguir la Iglesia. Su poder es sólo directivo, orientativo.
Desde que llegué a Tanzania encontré un tipo de Iglesia que, aun siendo jerárquica, estaba orientada hacia los diferentes ministerios seglares. Una parroquia puede contar con cincuenta pueblos o sucursales, algunas a más de cien kilómetros de distancia. La parroquia está ‘atendida’ por uno, dos o tres sacerdotes. Pero en cada pueblo hay un catequista a modo de párroco seglar que, con un consejo parroquial, anima y orienta la vida cristiana de la comunidad. El papel del sacerdote misionero es el de echar una mano a ese grupo, además de lo sacramental.
Ultimamente las comunidades de base representan otra evolución en la forma de orientar la experiencia de fe. Así que hay muchas posibilidades de reorganizar incluso el servicio del sacerdocio. Hoy se insiste mas en el sacerdocio como estado que como servicio; el día que el servicio prime, el tipo de sacerdocio cambiara. Entretanto, yo rezo por que llegue el día cuando la Iglesia tome en serio la condición del pobre en el mundo, y haga suya la suerte de tantos millones de personas condenadas a vivir en condiciones infrahumanas.
El que fue Presidente de Tanzania, Julius Nyerere, meditaba así: ‘se nos dice que el hombre esta creado a imagen y semejanza de Dios. Cuando miro a mi alrededor y veo tanto enfermo, pobre, ignorante, ¿tengo que concluir que Dios es enfermo, pobre, ignorante? Ciertamente no. Por ello debo de concluir que estas lacras que padecen tantos millones de personas, están creadas y mantenidas por hombres. Y contra ello tenemos que luchar.’
Echo de menos una Iglesia donde haya aire fresco, donde sea posible soñar y mirar al futuro de forma creativa. Que valore las situaciones políticas, económicas y sociales a la luz del Evangelio, a la luz de los Derechos Humanos. Y que adopte una postura profética donde corresponda. Esa actitud falta hoy en la Iglesia.
–Sin embargo no faltan textos eclesiásticos sobre la pobreza. Palabras que, escritas entre los oropeles vaticanos o desde los palacios arzobispales, nunca me han parecido creíbles…
— La verdad, no entiendo que seamos capaces de utilizar a los pobres mediante frases hechas como “los pobres nos salvan”, “la Iglesia es la voz de los que no tienen voz”, etcétera. Muchas de esas frases llegan a ser insultantes.Porque las pronunciamos sin dejarnos tocar por los pobres, manteniéndolos a una distancia social suficiente para que no nos molesten. Las empleamos en nuestros púlpitos, despachos o reuniones sin haber experimentado, y a veces ni siquiera intuido, la impotencia social y económica que sufren los marginados. Corremos el peligro de abusar de ellos, cuando no creamos una relación humana. Jesús vivió y enseñó en la calle; la sinagoga la utilizó como un medio y no necesitó despachos; hizo suya la situación de los marginados y los salvó desde su condición de marginados.
— Hay caridades que están centradas en uno mismo, como se dice, buscando nuestra propia tranquilidad, y eso puede ser inmoral.
— La caridad supone un mínimo de compromiso por la justicia. Significa considerar al marginado como un agente activo de su propia salvación y de la nuestra, no un objeto pasivo de nuestra ayuda. Se trata de actuar por solidaridad y no por caridad, al menos como se la entiende en muchos ambientes eclesiales que no se inspiran en la vida de Jesús. ‘Cada persona es una manifestación de la Gloria de Dios’. ¿Lo sabrán los pobres? ¿Podrán creérselo? Somos incapaces de ayudarles a ver que ocupan el centro del corazón de Dios, que desde su condición humana tienen mucho que ofrecernos, que Jesús sufre con ellos y que con ese sufrimiento ellos nos salvan. Esto no cambiaría su condición, pero daría sentido y dignidad a sus vidas. Sabrían que sus vidas son preciosas, que tienen valor, que son un fin en si mismas. Tagore decía que cada niño que nace es una prueba de que Dios cree en la Humanidad.
¿Será verdad eso? Necesito creer que lo es. Lo evidente es que millones de niños representan una prueba de lo cruel que es la Humanidad.
— También podrían ser una prueba de la crueldad de Dios, si existiera.
— Sí, ante tantas injusticias y con los millones de personas que mueren cada año debido a la pobreza, resulta inevitable preguntarse si a Dios se le ha escapado su creación de las manos. ¿No se ha dado cuenta de que somos incapaces de controlar la libertad, el poder y el saber que nos ha concedido y que, en definitiva, son los valores que nos hacen ser a su imagen y semejanza? ¿No se ha dado cuenta de que el tener y el poder cuentan más que el ser? Parece que a Dios le resulte más fácil controlar el deambular de miles de millones de galaxias por la inmensidad del universo y por tiempos inmemoriales… No es raro que dudemos de su amor, al ver tanta injusticia y tanto dolor. Y sí lo es esperar contra toda falta de esperanza, creer contra toda falta de credibilidad que Dios es amor, que es padre y madre. Produce amargura constatar que Jesús se hizo uno de nosotros, asimilando la condición de los humillados y despreciados, dejándonos unos principios capaces de defender al pobre. Los valores evangélicos se mueven en el área de launidad, igualdad, justicia, perdón, paz, dar gratis porque hemos recibido gratis, considerar al otro más importante que uno mismo… y nosotros insistiendo en leyes, en obligaciones morales donde el no debo, el compromiso moral, es más importante que el no puedo, el compromiso personal, evangélico. El ‘Dios es amor’ en nuestros labios, al no estar enraizado en nuestro compromiso como lo estaba en Jesús y sus discípulos, abre ese abismo de credibilidad entre nuestra teoría y nuestra práctica.
Finalmente, aunque nunca falten preguntas, más que dudar del amor de Dios por quienes padecen tanto en el mundo, dudo del amor de la Iglesia. Hay muchas críticas, dentro y fuera. No faltan cristianos que afirman Jesús sí, Iglesia no. Ghandi lamentaba que los cristianos oscureciéramos el Evangelio. ‘Por sus frutos los conoceréis’. ¿Es que nuestros frutos se han vuelto agrios? No he oído que nadie haya dejado la Iglesia porque nuestro programa, nuestra exigencia de vida, nuestro compromiso por la justicia y la igualdad sean demasiado fuertes. No somos una alternativa. ¿No tenemos una responsabilidad grande de que tantos cristianos abandonen su fe?
— La decepción también resulta inevitable en el terreno político. Y alcanza a las grandes instituciones humanitarias internacionales…
— Sí. Hace tiempo las Naciones Unidas se propusieron como meta oficial para el año 2012 que todos los niños del mundo estuvieran escolarizados y que, al menos, recibieran enseñanza primaria. Ahora hablan de aplazarlo hasta el 2018. También anunciaron que la población mundial sumida en la pobreza se iba a reducir a la mitad. Y desde que lo hicieron no ha parado de aumentar. La verdad es que no hay una voluntad mínimamente seria de solucionar el problema por parte de las instituciones políticas, económicas ni religiosas. El hambre de aquí se decide allí. Porque los precios de las materias primas africanas se fijan en las bolsas de Europa y America del Norte. Se prohibe a los países pobres que ayuden económicamente a los agricultores que producen algodón, mientras en Europa se les otorgan subsidios. Es decir que se subvenciona a los ricos, impidiendo que los pobres compitan con ellos.
Por otra parte, los gobiernos democráticos europeos han provocado la caída de políticos africanos que podrían haber hecho algo por su gente, diciendo que en la democracia no hay lugar para el comunismo mientras sostienen a regímenes corruptos que favorecen sus intereses. El dinero africano fruto de esa corrupción no tiene problemas para cruzar clandestinamente las fronteras europeas. Pero si quienes huyen de la pobreza africana tratan de cruzar esas mismas fronteras, tropiezan con la parafernalia policial de una cortina impenetrable e inhumana.
¿Por qué desear Feliz Año Nuevo si hay tanta insatisfacción a nuestro alrededor?
¿Será feliz el próximo año para los afganos e iraquíes, y para los soldados estadounidenses a las órdenes de un presidente que califica de ‘justas’ las guerras genocidas de ocupación?
¿Serán felices los niños africanos reducidos a esqueletos de ojos perplejos por la tortura del hambre?
¿Seremos todos felices conscientes de los fracasos de Copenhague que salvan la lucratividad y comprometen la sustentabilidad?
¿Qué es la felicidad?
Aristóteles afirmó que es el bien mayor que todos anhelamos.
Y mi colega Tomás de Aquino señaló: aunque fuera la práctica del mal.
De Hitler a la madre Teresa de Calcuta, todos buscan la propia felicidad en todo lo que hacen.
La diferencia reside en la ecuación egoísmo/altruismo. Hitler pensaba en sus hediondas ambiciones de poder; la madre Teresa en la felicidad de aquellos que Frantz Fanon denominó “condenados de la Tierra”.
La felicidad, el bien más ambicionado, no figura en las ofertas del mercado. No se la puede comprar, hay que conquistarla. La publicidad se empeña en convencernos de que ella es el resultado de la suma de placeres. Para Roland Barthes, el placer es “la gran aventura del deseo”.
Estimulado por la propaganda, nuestro deseo se encamina hacia los objetos de consumo. Vestir de esta marca, poseer aquel carro, vivir en este condominio de lujo –dice la publicidad– nos hará felices.
Desear Feliz Año Nuevo es esperar que el otro sea feliz. ¿Y desear que también haga felices a los demás? El terrateniente que no tiene asistencia médicohospitalaria para sus peones pero que gasta una fortuna en veterinarios para sus rebaños, ¿espera que el prójimo tenga también un Feliz Año Nuevo?
A contrapelo del consumismo, Jung le daba la razón a san Juan de la Cruz: el deseo sí busca la felicidad, la “vida en plenitud” manifestada por Jesús, pero ella no se encuentra en los bienes finitos ofrecidos por el mercado. Como enfatizaba el profesor Milton Santos, se halla en los bienes infinitos.
El arte de la verdadera felicidad consiste en canalizar el deseo hacia dentro de sí y, a partir de la subjetividad impregnada de valores, imprimir sentido a la existencia. Así se consigue ser feliz incluso cuando hay sufrimiento. Se trata de una aventura espiritual. Ser capaz de descubrir las varias capas que encubren nuestro ego.
Pero al sumergirnos en las oscuras sendas de la vida interior, guiados por la fe y/o por la meditación, tropezamos en nuestras emociones, sobre todo en aquellas que afectan a nuestra razón: somos ofensivos con quien amamos, rudos con quien nos trata con delicadeza, egoístas con quien es generoso con nosotros, prepotentes con quien nos acoge con solícita gratuidad.
Si logramos calar más a fondo, más allá de la razón egótica y de los sentimientos posesivos, nos aproximamos a la fuente de la felicidad, escondida tras el ego. Al recorrer los caminos profundos que nos conducen a ella, los momentos de alegría se transforman en estado de espíritu. Como en el amor.
Feliz Año Nuevo es, por tanto, un voto de emulación espiritual. Claro, muchas otras conquistas pueden darnos placer y una alegre sensación de victoria. Pero no son lo suficiente para hacernos felices.
¡Sería mejor un mundo sin miseria, desigualdad, degradación ambiental ni políticos corruptos!
Esta desgraciada realidad que nos circunda, y de la cual somos responsables por opción u omisión, se constituye en una clamorosa llamada para comprometernos en la búsqueda de “otro mundo posible”.
Pero todavía no será el Feliz Año Nuevo.
El año será nuevo si, en nosotros y en nuestro ambiente, superamos el viejo. Y viejo es todo lo que ya no contribuye a hacer de la felicidad un derecho para todos. A la luz de un nuevo marco civilizatorio hay que superar el modelo productivista-consumista e introducir, en lugar del PIB, la FIB (Felicidad Interna Bruta), fundada en una economía solidaria.
Si lo nuevo se hace presencia en nuestra vida espiritual, entonces ciertamente tendremos, sin milagros o fórmulas mágicas, un Feliz Año Nuevo, a pesar de que el mundo siga siendo conflictivo: la crueldad, revestida de dulces principios; el odio, disfrazado de discurso amoroso.
La diferencia es que estaremos consientes de que, para tener un Feliz Año Nuevo, es necesario abrazar un proceso resurreccional: preñarse de sí mismo, alejarse de la parte defectuosa y dejar el pesimismo para días mejores. (Traducción de J.L.Burguet)
– Frei Betto es escritor y asesor de movimientos sociales, autor de la novela “Un hombre llamado Jesús”, entre otros libros.
Copyright 2010 – Frei Betto – Se prohíbe la reproducción de este artículo por cualquier medio, electrónico o impreso, sin autorización.
Contacto – MHPAL – Agência Literária (mhpal@terra.com.br)
a los artesanos de utopías, cuyas manos callosas desentierran girasoles de los pantanos de la ambigüedad;
a las mujeres buscadoras de afectos recónditos, divas milagrosas del bien-amar gratuito;
a los niños sobrevivientes en los corazones de todas las edades;
y a los guardianes de silencios meditativos.
Feliz Año Nuevo
a los magos de la delicadeza y a los que tejen lazos de cintas con las líneas del tiempo;
a los auscultadores del rumor de ángeles
y a los portadores de altivez luminosa montados en caballos de fuego.
Feliz Año Nuevo
a los peregrinos de caminos desprovistos de oscuridad;
a los buscadores de conchas en las playas solariegas de la saciedad ética;
a los desatadores de nosotros en los pliegues del espíritu;
a los heraldos de buenas nuevas
y a los espantadores del infortunio.
Feliz Año Nuevo
a quien se asoma a la ventana del alma para contemplar su propio amanecer;
a los navegantes cuyas velas se mueven gracias al soplo del Espíritu;
a los sembradores de horizontes translúcidos;
a las bordadoras de ternura en el suelo pedregoso de nuestras desventuras.
Feliz Año Nuevo
a los acampados en el vasto territorio de la insensatez, rehenes de egos inflados;
a los acróbatas de extravagantes conjeturas, esclavos de sus altisonantes ilusiones;
a los autores de la incongruencia cívica, inveterados jugadores del escarnio.
Feliz Año Nuevo
a los corazones seducidos por el toque del amor divino;
a los voluntarios de la generosidad, indicadores de caminos en las vías laberínticas de nuestros desaciertos;
a los profetas inflexibles a la embriaguez de la rutina, intrépidos cultivadores de la esperanza.
Feliz Año Nuevo
a los confiteros de dulces anuncios entre tantas desilusiones;
a los artistas de la sobriedad, ajenos a las luces llamativas de la hipocresía;
a los orfebres de la belleza preñada de densidad subjetiva;
a los maestros de la sabiduría impelidos por la brisa suave impregnada de sabor a miel.
Feliz Año Nuevo
a los filósofos desalfabetizados de erudición, atentos a los vuelos de la inteligencia para trascender la razón;
a los adeptos a la mística vacía de imágenes y palabras;
a los gitanos de Dios cuyos pasos recorren las sendas mistéricas de la amorosidad inefable.
Feliz Año Nuevo
a quien se niega a proferir el discurso ácido de la designificación del otro;
a los habitantes de aldeas líricas, en cuyo amanecer suenan cantos compasivos;
a los eremitas del desconsuelo, alimentados por el Verbo que se hace carne;
a los hábiles alpinistas de la imaginación, en cuyas artes la vida se transmuta en alegorías.
Feliz Año Nuevo
a los cazadores de confidencias, atentos a los detalles de la gentileza;
a los orfebres de la elegancia, cuyas palabras exhalan fragancias perfumadas;
a los centinelas del asombro, agraciados por el don de identificar la vida como milagro;
a los artífices de la fantasía, transustanciadores de nuestras emociones más telúricas.
Feliz Año Nuevo
a quien calla los despropósitos ajenos, incapaz de transformar la propia lengua en piedra de tropiezo;
a los navegantes de devaneos románticos, embriagados de poesía;
y a los arquitectos del futuro, dedicados al proyecto de la ceremonia nupcial de la libertad con la justicia.
Feliz Año Nuevo
a los artistas de la insensatez capaces de imprimir a la vida carácter lúdico;
a los aplicados caballeros de la filosofía de la risa, de los cuales emana el júbilo de vivir;
y a los acongojados encendedores de luminarias, discípulos indignados de Diógenes.
Feliz Año Nuevo
a quien trasiega a despecho de los pusilánimes, entregado a la osadía de reinventar la existencia después de cada fracaso;
y al guardia del farol en pleno mar revuelto, cuyo haz de luz abre vías doradas en la superficie de las aguas;
y a las mujeres de corazones acunados por la preferencia de Cupido.
Feliz Año Nuevo
a los ojos vigilantes al ocaso ambiental, en los que las lágrimas serán resecadas por el hollín de chimeneas lucrativas;
a los desenjauladores de pájaros, intrépidos pilotos de vuelos alucinados;
y a los serviciales de la gratitud, militantes del altruismo compasivo.
Feliz Año Nuevo
a quien tuvo un año infeliz, herido por dolores y lágrimas, empantanado por desesperanzas y sendas oscuras:
Dios quiera que ahora pueda rescatar lo mejor de sí, religarse al Trascendente y hacer del amor la razón de su renacer a la vida.
(Traducción de J.L.Burguet)
– Frei Betto es escritor, autor de “Un hombre llamado Jesús”, entre otros libros.
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